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Apocalipsis 18:19 - Nueva Biblia Española (1975)

19 Se echaron polvo en la cabeza y gritaban llorando y lamentándose: i Ay, ay de la gran ciudad donde se hicieron ricos todos los armadores por lo elevado de sus precios! ¡Que haya bastado una hora para asolarla!

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Biblia Reina Valera 1960

19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay de la gran ciudad, en la cual todos los que tenían naves en el mar se habían enriquecido de sus riquezas; pues en una hora ha sido desolada!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Y llorarán y echarán tierra sobre su cabeza para mostrar su dolor y clamarán: «¡Qué terrible, qué terrible para esa gran ciudad! Los dueños de barcos se hicieron ricos transportando por los mares la gran riqueza de ella. En un solo instante, se esfumó todo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Y echando polvo sobre su cabeza, decían llorando y lamentándose: '¡Ay, ay de la Gran Ciudad, donde se hicieron muy ricos, gracias a su lujo, cuantos tenían naves en el mar! ¡En una hora ha quedado devastada!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Y echaron polvo sobre sus cabezas, y gritaban llorando y lamentando, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad! ¡Todos los que tenían naves en el mar se enriquecieron con su opulencia, y en una hora fue desolada!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Echaron polvo sobre sus cabezas y gritaban llorando y lamentándose, diciendo: '¡Ay, ay de la gran ciudad, de cuya opulencia se enriquecieron cuantos tenían las naves en el mar! Porque en una hora quedó desierta.

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Apocalipsis 18:19
13 Tagairtí Cros  

Tamar se echó polvo a la cabeza, se rasgó la túnica y se fue gritando por el camino, con las manos en la cabeza.


El día veinticuatro de este mismo mes se reunieron los israelitas para ayunar, cubiertos de saco y polvo.


Cuando lo vieron a distancia, no lo reconocían, y rompieron a llorar; se rasgaron el manto, echaron dos en el suelo, siete días con sus polvo sobre la cabeza y hacia el noches, sin decirle una palabra, cielo


Quedará Babilonia, la perla de los reinos, joya y orgullo de los caldeos, como Sodoma y Gomorra cuando Dios las arrasó;


Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza.


Se escucharán sus gritos, gimiendo amargamente por ti; se echarán ceniza en la cabeza, se revolcarán en el polvo.


Josué se rasgó el manto, cayó rostro en tierra ante el arca del Señor y estuvo así hasta el atardecer, junto con los concejales de Israel, echándose polvo a la cabeza.


Pero los diez cuernos que viste y la fiera van a tomar odio a la prostituta y a dejarla asolada y desnuda; se comerán su carne y la destruirán con fuego.


manteniéndose a distancia por miedo de su tormento, dirán: ¡Ay, ay de la gran ciudad, de Babilonia la ciudad poderosa! ¡Que haya bastado una hora para que llegue tu castigo!


porque el vino del furor de su fornicación lo han bebido todas las naciones, los reyes de la tierra fornicaron con ella y los comerciantes se hicieron ricos con su lujo desaforado.


por eso el mismo día le llegarán todas sus plagas, epidemia, duelo y hambre, y el fuego la abrasará, porque es fuerte el Señor Dios que la juzga.


Un benjaminita salió corriendo de las filas y llegó a Silo aquel mismo día, con la ropa hecha jirones y polvo en la cabeza.


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