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Apocalipsis 17:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 La mujer iba vestida de púrpura y escarlata y enjoyada con oro, pedrería y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena hasta el borde de abominaciones y de las impurezas de su fornicación;

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata y llevaba puestas hermosas joyas de oro, piedras preciosas y perlas. En la mano tenía una copa de oro llena de obscenidades y de las inmundicias de su inmoralidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 La mujer vestía ropas de púrpura y escarlata, y resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de cosas repugnantes, que eran las impurezas y la lujuria de la tierra entera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro° y piedras preciosas y perlas, sosteniendo en su mano una copa de oro° llena de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 La mujer estaba vestida de púrpura y grana, con aderezos de oro, piedras preciosas y perlas. Sostenía en la mano una copa de oro, llena de abominaciones y de las impurezas de su fornicación.

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Apocalipsis 17:4
22 Tagairtí Cros  

hubo incluso prostitución sagrada en el país; imitaron todos los ritos abominables de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas.


Hizo lo que el Señor reprueba, imitando las costumbres abominables de las naciones que el Señor había expulsado ante los israelitas.


que nos diste, por medio de tus siervos los profetas, diciendo:'La tierra que van a poseer es una tierra manchada por la inmundicia de los pueblos paganos, por las abominaciones con que la han llenado de un extremo a otro, por sus impurezas.


Hay quien inmola un toro, y es como si matara a un hombre; hay quien sacrifica una oveja, y es como si desnucara un perro; hay quien trae una ofrenda, y es como si fuera sangre de puerco; hay quien inciensa invocando, y es como si bendijera a un ídolo. Todos ellos eligieron su camino y escogieron sus abominaciones,


Babilonia era en la mano del Señor una copa de oro que emborrachaba a toda la tierra, de su vino bebían las naciones y se perturbaban.


Lleva su impureza en la falda, sin pensar en el futuro. ¡Qué caída tan terrible!: no hay quien la consuele. Mira, Señor, mi aflicción y el triunfo de mi enemigo.


Por tanto, dile a la casa de Israel: Esto dice el Señor: Se contaminan igual que sus padres, fornican con sus fetiches,


La coloco vacía sobre las brasas para que el cobre se recaliente, se ponga al rojo y se le derrita la roña, se le consuma la herrumbre.


Por tu infame inmundicia, porque intenté limpiarte y no quedaste limpia de tu inmundicia, no volverás a ser limpiada hasta que desfogue en ti mi cólera.


estabas en un jardín de dioses, revestido de piedras preciosas: cornalina, topacio y aguamarina, crisólito, malaquita y jaspe, zafiro, rubí y esmeralda; de oro afiligranado tus zarcillos y dijes, preparados el día de tu creación.


Los rociaré con un agua pura que los purificará, de todas sus inmundicias e idolatrías los he de purificar.


En cambio, dará culto al dios de la ciudadela, ofrecerá plata y oro, piedras preciosas y joyas a un dios desconocido de sus padres.


Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a sus padres. Pero ellos fueron a Baal Fegor, se consagraron a la Ignominia y se hicieron abominables como su idolatrado.


vimos sus ídolos monstruosos, de piedra y leño, de plata y oro.


Lo siguió otro ángel, el segundo, que decía: 'Cayó, cayó la gran Babilonia, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación'.


el cargamento de oro y plata, pedrería y perlas; de lino, púrpura, seda y escarlata, toda la madera de sándalo, los objetos de marfil y de maderas preciosas, de bronce, hierro y mármol;


¡Ay, ay de la gran ciudad! La que se vestía de lino, púrpura y escarlata y se enjoyaba con oro, pedrería y perlas.


porque sus sentencias son legítimas y justas! El ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su fornicación y le ha pedido cuenta de la sangre de sus siervos.


Las doce puertas eran doce perlas, cada puerta hecha de una sola perla.' Las calles de la ciudad eran de oro puro, como vidrio transparente.


No se arrepintieron tampoco de sus homicidios, ni de sus maleficios, ni de su lujuria, ni de sus robos.


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