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Apocalipsis 14:1 - Nueva Biblia Española (1975)

1 En la visión apareció el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban inscrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego vi al Cordero de pie sobre el monte Sion, y con él había 144.000 que tenían el nombre del Cordero y el de su Padre escrito en la frente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Tuve otra visión: el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión y lo rodeaban ciento cuarenta y cuatro mil personas que llevaban escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y miré, y he aquí el Cordero en pie sobre el monte Sión, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tienen su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Miré y apareció el Cordero, de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tenían su nombre y el nombre de su Padre escrito en la frente.

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Apocalipsis 14:1
30 Tagairtí Cros  

'Yo mismo he ungido a mi rey en Sión, mi monte santo'.


Decía Síón: 'Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado'.


El Señor me dirigió la palabra: ¿Qué ves, Jeremías? Respondí: Veo una rama de alerce.-


y vi. que venía del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. (Nube nimbada de resplandor, y entre el relampagueo como el brillo del electro).


(En la plataforma que estaba sobre la cabeza de los querubines vi. una especie de zafiro, en forma de trono, que sobresalía).


Y vi. cuatro ruedas al lado de los querubines, una al lado de cada uno. El aspecto de las ruedas era como el brillo del crisólito.


vi. entonces una mano extendida hacia mí, con un rollo.


Luego me llevó por la puerta septentrional hacia la fachada del templo. Contemplé la gloria del Señor, que llenaba el templo del Señor, y caí rostro en tierra.


Después me llevó a la puerta del atrio y vi. una grieta en el muro.


y le dijo el Señor: Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen.


Yo, Daniel, vi. a otros dos hombres de pie a ambos lados del río.


Todos los que invoquen el nombre del Señor se librarán: en el monte Sión quedará un resto -lo dice el Señor-, en Jerusalén los supervivientes que él convoque.


Me preguntó: ¿Qué ves, Amos? Respondí: -Un cesto de higos maduros. Me explicó: Maduro está mi pueblo, Israel, y ya no pasaré de largo.


haré de los inválidos el resto, los desterrados serán un pueblo numeroso. Sobre ellos reinará el Señor en el monte Sión desde ahora y por siempre.


y me dijo: ¿Qué ves? Contesté: Veo un candelabro de oro macizo con un cuenco en la punta, siete lámparas y siete tubos que enlazan con la punta.


Y les digo que, por todo el que se pronuncie por mí ante los hombres, también este Hombre se pronunciará ante los ángeles de Dios.


que menciona la Escritura: Miren, coloco en Sión una piedra de obstáculo, una roca para caerse; pero quien crea en ella no quedará defraudado.'


En la visión apareció una nube blanca y, sentada encima, una figura humana con una corona de oro en la cabeza y en la mano una hoz afilada.


delante de los cuatro vivientes y los ancianos, cantando un cántico nuevo. Nadie podía aprender aquel cántico fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil, los adquiridos en la tierra.


Después, en la visión, se abrió en el cielo el santuario de la tienda del encuentro


lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente.


Al que salga vencedor lo haré columna del santuario de mi Dios y ya no saldrá nunca de él; grabaré en él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que baja del cielo de junto a mi Dios y mi nombre nuevo.


En la visión apareció después una puerta abierta en el cielo; la voz con timbre de trompeta que me habló al principio decía: 'Sube aquí y te mostraré lo que va a suceder después'.


En la visión apareció un caballo amarillento'; el jinete se llamaba 'muerte' y el abismo lo seguía. Les dieron potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, hambre, epidemias y con las fieras salvajes.


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