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2 Samuel 12:13 - Nueva Biblia Española (1975)

13 David dijo a Natán: ¡He pecado contra el Señor! Natán le respondió: El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Entonces David confesó a Natán: —He pecado contra el Señor. Natán respondió: —Sí, pero el Señor te ha perdonado, y no morirás por este pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 David dijo a Natán: '¡Pequé contra Yavé!' Y Natán le respondió: 'Yavé te perdona tu pecado, no morirás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 David dijo a Natán: ¡He pecado contra YHVH! Y Natán dijo a David: También YHVH ha hecho que tu pecado sea remitido: no morirás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Dijo entonces David a Natán: 'He pecado contra Yahveh'. A lo que replicó Natán: 'Yahveh ha perdonado tu pecado; no morirás.

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2 Samuel 12:13
46 Tagairtí Cros  

no ejerce en casa más autoridad que yo, y no se ha reservado nada sino a ti, que eres su mujer. ¿Cómo voy a cometer yo semejante crimen pecando contra Dios?


Pero después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor: He cometido un grave error. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque he hecho una locura.


Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor: ¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia. El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel, que estaba asolando ala población: ¡Basta! ¡Detén tu mano! El ángel del Señor estaba junto a la era de Arauná, el jebuseo.


Cuando el rey oyó lo que gritaba el profeta contra el altar de Betel, extendió el brazo desde el altar, ordenando: ¡Aprésenlo! Pero el brazo extendido contra el profeta se le quedó rígido, sin poder acercarlo al cuerpo,


Ajab dijo a Elías: ¿Conque me has sorprendido, enemigo mío? Y Elías repuso: ¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba,


El rey de Israel le respondió: Queda todavía uno: Miqueas, hijo de Yimlá, por cuyo medio podemos consultar al Señor; pero yo lo aborrezco, porque no me profetiza venturas, sino desgracias. Josafat dijo: ¡No hable así el rey!


Y despachó en su busca a un oficial con cincuenta hombres. Cuando subió éste en busca de Elías, se lo encontró sentado en la cima del monte. El oficial le dijo: Profeta, el rey manda que bajes.


Entonces David dijo a Dios: He cometido un grave error al hacer este censo. Ahora perdona la culpa de tu siervo, porque he hecho una locura.


Asá se indignó con el vidente, e irritado con él por sus palabras, lo metió en la cárcel. Por entonces se ensañó también con otras personas del pueblo.


Amasias lo cortó en seco, diciéndole: ¿Quién te ha hecho consejero del rey? Termina de una vez si no quieres que te maten. El profeta terminó con estas palabras: Por lo que has hecho, y por no escuchar mi consejo, estoy seguro de que Dios aconseja tu destrucción.


cantará ante ellos y dirá: 'Yo pequé y torcí el derecho, pero Dios no me ha dado mi merecido;


como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos;


Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.


Contra ti, contra ti solo pequé, cometí lo que tú repruebas. Tus argumentos te darán la razón, del juicio resultarás inocente.


Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.


Entonces el Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: Esta vez he obrado mal. El Señor tiene razón, y yo y mi pueblo somos culpables.


Pendientes de oro y alhajas de buena ley el experto que amonesta a un oído dócil.


El que oculta su crimen no prosperará, el que lo confiesa y se enmienda será compadecido.


La amargura se me volvió paz cuando detuviste mi vida ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados.


no me comprabas canela con dinero, no me saciabas con la grasa de tus sacrificios; pero me avasallabas con tus pecados,' y me cansabas con tus culpas.


He disipado como niebla tus rebeliones; como nube tus pecados: vuelve a mi, que soy tu redentor.


aunque aflige, se compadece con gran misericordia,


Si uno comete adulterio con la mujer de su prójimo, los dos adúlteros son reos de muerte.


El que mate a un hombre, es reo de muerte.


Este dijo a los que estaban allí delante: Quítenle el traje sucio. Ya él le- dijo: Mira, aparto de ti la culpa y te visto de fiesta.


y mandó decapitar a Juan en la cárcel.


El hijo empezó: Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.


El recaudador, en cambio, se quedó a distancia y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; no hacía más que darse golpes de pecho diciendo: '¡Dios mío!, ten compasión de este pecador'.


Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?


si no habría tenido que sufrir muchas veces desde que se creó el mundo. De hecho, su manifestación ha tenido lugar una sola vez, al final de la historia, para abolir con su sacrificio el pecado.


En cambio, cuando nos movemos en la luz, imitándolo a él, que está en la luz, somos solidarios unos de otros y, además, la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.


y de parte de Jesús el Mesías, el testigo fidedigno, el primero en nacer de la muerte y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y con su sangre nos rescató de nuestros pecados,


Saúl replicó: Pero ¡si he obedecido al Señor! He hecho la campaña a la que me envió, he traído a Agag, rey de Amalee, y he exterminado a los amalecitas.


Saúl le dijo: Cierto, he pecado; pero esta vez salva mi honor ante los concejales del pueblo y ante Israel. Vuelve conmigo para que haga la adoración al Señor, tu Dios.


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