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2 Pedro 2:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Dios no perdonó a los ángeles que pecaron; al contrario, los precipitó en las tenebrosas cárceles del infierno, guardándolos para el juicio.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues Dios ni siquiera perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno, dentro de fosas tenebrosas, donde están encerrados hasta el día del juicio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los precipitó en el infierno y los encerró en cavernas tenebrosas, manteniéndolos allí hasta el día del juicio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron,° sino que arrojándolos al Tártaro los entregó a cadenas° de oscuridad, reservados hasta el juicio;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitándolos en el abismo, en cavernas tenebrosas, los entregó para ser custodiados hasta el juicio.

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2 Pedro 2:4
25 Tagairtí Cros  

Que en la catástrofe se salva el malvado y que el día trágico lo encuentra ausente;


En sus mismos ángeles descubre faltas, ni aun a sus servidores los encuentra fieles,


y despachando a los siniestros mensajeros, dio curso libre a su ira: no los salvó de la muerte, entregó sus vidas a la peste;


¿Cómo has caído del cielo, lucero de la aurora, y estás derrumbado por tierra, agresor de naciones?


Por eso, ¡por mi vida! -oráculo del Señor- , por haber profanado mi santuario con tus ídolos y abominaciones, juro que te rechazaré, no me apiadaré de ti ni te perdonaré.


No me apiadaré ni te perdonaré: te daré la paga que mereces, te quedarás con tus abominaciones, y sabrán que yo soy el Señor.


No me apiadaré ni te perdonaré, te daré la paga que mereces, te quedarás con tus abominaciones, y sabrán que yo soy el Señor.


Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles,


De pronto empezaron a gritar: ¿Quién te mete a ti en esto, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?


y gritó a voz en cuello: ¿Quién te mete a ti en lo mío, Jesús, Hijo del Dios Supremo? Te conjuro por Dios a que no me atormentes.


El les contestó: iYa veía yo que caería Satanás de lo alto como un rayo!


y le rogaban que no los mandara al Abismo.


Ustedes proceden de ese padre que es el Enemigo, y quieren realizar los deseos de su padre. El ha sido homicida desde el principio y nunca ha estado en la verdad, porque en él no hay verdad; cuando expone la mentira le sale de dentro, porque es mentiroso y el padre de la mentira.


así que no seas soberbio y ándate con cuidado, que si Dios no tuvo consideración con las ramas naturales, a lo mejor tampoco la tiene contigo.


Aquel que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo es posible que con él no nos lo regale todo?


porque el Señor no está dispuesto a perdonarlo; su ira y su celo echarán humo contra ese hombre, se asentará sobre él la maldición de este código, y el Señor borrará su nombre bajo el cielo;


mientras los ángeles, superiores a ellos en fuerza y poder, no se atreven a echar una maldición formal ante el Señor.


Aunque puso al seguro a ocho personas, contando a Noé, el pregonero de la rectitud, tampoco perdonó a la humanidad antigua: al contrario, mandó el diluvio sobre aquel mundo de impíos.


Sabe el Señor sacar a los piadosos de la prueba, a los culpables en cambio sabe irlos castigando, guardándolos para el día del juicio.


quien comete el pecado es del diablo, que ha sido pecador desde el principio. Precisamente para esto se manifestó el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.


olas bravas del mar coronadas por la espuma de sus propias desvergüenzas; estrellas fugaces a quienes está reservada la oscuridad de las eternas tinieblas.


y que a los ángeles que no se mantuvieron en su rango y abandonaron su propia morada los tiene guardados para el juicio del gran día, atados en las tinieblas con cadenas perpetuas.


Al diablo que los había engañado lo arrojaron al lago de fuego y azufre con la fiera y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.


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