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1 Corintios 2:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 ese que ninguno de los jefes de la historia presente ha llegado a conocer, pues, si lo hubieran descubierto, no habrían crucificado al glorioso Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

8 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero los gobernantes de este mundo no lo entendieron; si lo hubieran hecho, no habrían crucificado a nuestro glorioso Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Esta sabiduría no fue conocida por ninguna de las cabezas de este mundo, pues de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la Gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 la cual ninguno de los gobernantes de este mundo conoció, porque si la hubieran conocido,° nunca habrían crucificado° al Señor de gloria.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 la que ninguno de los dirigentes de este mundo ha conocido. Porque si la hubieran conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.

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1 Corintios 2:8
22 Tagairtí Cros  

En aquella ocasión reaccionó Jesús diciendo: Bendito seas', Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla;


El que recibió la semilla entre espinos, es ese que escucha el mensaje, pero la preocupación de esta vida y la seducción de la riqueza lo ahogan y se queda estéril.


Cuando llegaron al lugar llamado 'La Calavera', los crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a su derecha y otro a su izquierda.


Y obrarán así porque no han llegado á conocer al Padre ni tampoco a mí.


¿ Es que alguno de los jefes le ha dado su adhesión o alguno de los fariseos?


Entonces le preguntaron ellos: ¿Dónde está tu Padre? Replicó Jesús: Ni saben quién soy yo ni saben quién es mi Padre; si supieran quién soy yo, sabrían también quién es mi Padre.


Porque los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús y, al condenarlo, cumplieron las profecías que se leen los sábados.


Contestó Esteban: Padres y hermanos míos, escuchen. El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán en Mesopotamia, antes de que fuera a establecerse en Harrán,


¡A ver un sabio, a ver un letrado, a ver un estudioso del mundo éste! ¿No ha demostrado Dios que el saber de este mundo es locura?


Con los hombres hechos, sin embargo, exponemos un saber, pero no un saber del mundo éste ni de los jefes pasajeros de la historia presente;


pero se les cegó la inteligencia, porque hasta el día de hoy aquel mismo velo sigue ahí cuando leen el Antiguo Testamento y no se les descubre que con el Mesías caduca.


Que el Dios de nuestro Señor, Jesús Mesías, el Padre que posee la gloria, les dé un saber y una revelación interior con profundo conocimiento de él;


con el pensamiento a oscuras y ajenos a la vida de Dios; esto se debe a la inconsciencia que domina entre ellos por la ceguera de su mente


en mí, antes un blasfemo, perseguidor e insolente. A pesar de eso, como lo hacía con la ignorancia del que no cree, Dios tuvo misericordia de mí;


Hermanos míos, no confundan la fidelidad a nuestro Señor Jesús, Mesías glorioso, con ciertos favoritismos.


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