Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el Señor tiene poder para ayudar y para derrotar.
Salmos 102:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Porque tú me levantas para luego tirarme. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado. Biblia Nueva Traducción Viviente a causa de tu enojo y de tu ira, pues me levantaste y me echaste. Biblia Católica (Latinoamericana) debido a tu cólera y a tu furor pues me arrancaste y me tiraste al suelo. La Biblia Textual 3a Edicion A causa de tu indignación y de tu ira, Porque me alzaste en vilo y me arrojaste. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por pan como cenizas, mi bebida se mezcla con mi llanto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) a causa de tu enojo y de tu ira; pues me alzaste, y me has arrojado. |
Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el Señor tiene poder para ayudar y para derrotar.
El Señor sostiene al humilde, pero derriba hasta el polvo al malvado.
Por tu ira tengo el cuerpo enfermo; mi salud está quebrantada bajo mis pecados.
Cuando lo castigas por sus pecados, el ser humano queda destruido, pues es tan frágil como trapo roído de polilla; sí, la existencia humana es como un soplo.
Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.
Confieso que el Señor tiene razón, pues me he rebelado en su contra. ¡Oigan, les ruego, pueblos de todas partes, vean mi dolor, pues mis muchachos y señoritas han sido llevados como esclavos a tierras lejanas!
Todo nuestro bienestar se ha ido, se esfumó nuestra grandeza. ¡Ay, es que hemos cometido tantas maldades!
Sabemos que esto que dice la ley, lo dice a quienes están sujetos a ella. Por eso, el mundo entero tiene que callar y todos tendrán que reconocer que el juicio de Dios es justo.
Nos persiguen, pero Dios no nos abandona nunca. Nos derriban, pero no nos pueden destruir.