No obedecí las enseñanzas de mis maestros, ni presté atención a mis instructores.
No oí la voz de los que me instruían, Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
¿Por qué no escuché a mis maestros? ¿Por qué no presté atención a mis instructores?
¿Por qué no escuché la voz de mis maestros y seguí los consejos de los que me instruían?
¿Por qué no hice caso a mis maestros, Ni presté oído a mis enseñadores?
no escuché la voz de mis maestros, no atendí a quienes me enseñaban!
y no oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no rechaces las enseñanzas de tu madre.
Estoy al borde de una ruina total y en vergüenza ante toda mi comunidad».
Volveré a casa y le diré a mi padre: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.
Por eso, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.
Acuérdense de quienes los han guiado y les han anunciado el mensaje de Dios. Piensen en cuál fue el resultado de vivir como vivieron, e imiten su fe.