Por eso, David consultó al Señor: ―¿Iré y lucharé contra ellos? ¿Me usarás para derrotarlos? ―Sí, ve, porque yo los entregaré en tus manos —le respondió el Señor.
Números 21:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El Señor le dijo a Moisés que no tuviera temor, que el enemigo ya estaba vencido. «Lo mismo que le ocurrió al rey Sijón en Hesbón le ocurrirá al rey Og», —les dijo el Señor. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. Biblia Nueva Traducción Viviente El Señor le dijo a Moisés: «No le tengas miedo, porque yo te lo he entregado junto con toda su gente y su tierra. Haz con él lo mismo que hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que gobernó en Hesbón». Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé le dijo a Moisés: 'No temas: Lo he puesto en tus manos junto con todo su pueblo y todo su territorio. Lo tratarás como a Sijón, rey de los amoritas, que vivía en Jesbón. La Biblia Textual 3a Edicion Pero YHVH dijo a Moisés: No le tengas temor, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo y su tierra. Harás con él como hiciste con Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Yahveh dijo a Moisés: 'No le temas, que en tu mano lo he entregado, con todo su pueblo y su tierra; y harás con él como hiciste con Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, que en tu mano lo he dado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. |
Por eso, David consultó al Señor: ―¿Iré y lucharé contra ellos? ¿Me usarás para derrotarlos? ―Sí, ve, porque yo los entregaré en tus manos —le respondió el Señor.
Entonces vino un profeta a ver al rey Acab, y le dio este mensaje de parte del Señor: ―¿Ves a todos estos enemigos? Hoy los entregaré en tus manos, así no te quedará ninguna duda de que yo soy el Señor.
Entonces un profeta se presentó ante el rey de Israel con este mensaje de parte del Señor: «Por cuanto los sirios han dicho: “El Señor es un Dios de las montañas y no de las llanuras”, yo te entregaré a todo este pueblo, y ustedes sabrán, sin duda alguna, de que yo soy el Señor».
Pero esto es sólo el comienzo, porque el Señor les dará la victoria sobre los moabitas.
Yo te sostengo tomándote de la mano derecha —yo, el Señor Dios tuyo— y te digo: ¡No tengas temor; estoy aquí para ayudarte!
No se rebelen contra el Señor y no teman al pueblo que habita en aquella tierra. Los venceremos fácilmente. El Señor está con nosotros y se ha apartado de ellos. No teman.
Es una excelente tierra para el pastoreo, ideal para nuestros ganados.
»Pero el rey Sijón se negó, porque el Señor nuestro Dios hizo que se endureciera, para poder destruir a Sijón con las manos de Israel como ahora ya lo ha hecho.
»Luego seguimos hacia la tierra de Basán. Inmediatamente el rey Og movilizó su ejército y nos atacó en Edrey.
»A propósito, el rey Og de Basán fue el último de los gigantes. Su cama de hierro se conserva en un museo de Rabá, una de las ciudades de los amonitas, y mide unos cuatro metros de largo por uno ochenta de ancho.
Sé fuerte. Sé valiente. No temas delante de ellos porque el Señor tu Dios estará contigo, no te dejará ni te abandonará».
Quizás pienses: “¿Cómo podemos vencer a estas naciones que son mucho más poderosas que nosotros?”.
No les tengas miedo. Recuerda lo que el Señor tu Dios le hizo al faraón y a toda la tierra de Egipto.
»No tengas miedo de esas naciones porque el Señor tu Dios está contigo y es un Dios poderoso y terrible.
Dios entregará los reyes de esas naciones en tus manos, y tú borrarás sus nombres de la faz de la tierra. Ninguno podrá prevalecer en contra tuya.
«No teman ni desmayen —dijo Josué a sus hombres—. Sean fuertes y valientes, porque el Señor hará esto con todos nuestros enemigos».
«No temas delante de ellos —le dijo el Señor a Josué—, porque ya están derrotados. Los he entregado en tus manos para que los destruyas. Ninguno de ellos podrá hacerte frente».
Entonces ustedes saldrán de su escondite y entrarán en la ciudad, porque el Señor nos la entregó.
Mientras tanto, Jefté había hecho voto delante del Señor, que si Dios ayudaba a los israelitas a vencer a los amonitas, él volvería a su casa en paz, y que la primera persona que saliera a recibirlo sería sacrificada en holocausto al Señor.
David le preguntó nuevamente al Señor, y el Señor nuevamente le respondió: ―Vete a Queilá, porque yo te ayudaré a conquistar a los filisteos.