Poco tiempo después volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo. A este le puso Simeón (el Señor oyó), porque dijo. «El Señor ha oído que no soy amada, y por eso me dio este otro hijo».
Números 12:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 y dijeron: ―¡El Señor no ha hablado sólo por medio de Moisés! ¡También ha hablado por medio de nosotros dos! Pero el Señor los oyó Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Dijeron: «¿Ha hablado el Señor solamente por medio de Moisés? ¿Acaso no ha hablado también a través de nosotros?». Y el Señor los oyó. Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Acaso Yavé, decían, sólo hablará por medio de Moisés? ¿No habló también por nuestro intermedio? Y Yavé lo oyó. La Biblia Textual 3a Edicion Dijeron: ¿Acaso solamente a través de Moisés habla YHVH? ¿No ha hablado también por nosotros? Y YHVH lo oyó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Decían: '¿Es que sólo con Moisés ha hablado Yahveh? ¿Acaso no ha hablado también con nosotros?'. Y Yahveh lo oyó. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. |
Poco tiempo después volvió a quedar embarazada y tuvo otro hijo. A este le puso Simeón (el Señor oyó), porque dijo. «El Señor ha oído que no soy amada, y por eso me dio este otro hijo».
Pasado el tiempo del duelo, David ordenó que se la llevaran al palacio, y la hizo su esposa. En el tiempo señalado, ella dio a luz un hijo. Pero al Señor no le agradó lo que David había hecho.
Quizás el Señor tu Dios ha oído que el Rabsaces de Asiria desafió al Dios viviente, y lo castigará. Ora por los que todavía quedamos vivos».
El Señor se enojó con Moisés y le dijo: ―¡Muy bien! Tu hermano Aarón habla bien. Él vendrá a buscarte y se alegrará mucho cuando te encuentre.
Aarón les contó lo que el Señor le había dicho a Moisés; y Moisés realizó delante de ellos los milagros que debía hacer en presencia del faraón.
Después de haber hablado con los ancianos, Moisés y Aarón fueron a ver al faraón, y le dijeron: ―Le traemos un mensaje de parte del Señor, Dios de Israel. Así dice el Señor: “Deja salir a mi pueblo, porque quiero que vayan al desierto a hacerme fiesta y a adorarme”.
Entonces Moisés y Aarón fueron a ver al faraón, y realizaron el milagro de la manera que el Señor les había dicho: Aarón arrojó al suelo la vara ante el faraón, y esta se convirtió en serpiente.
El orgullo conduce a la discusión, pero en los que escuchan consejos hay sabiduría.
Pero quizá el Señor tu Dios haya oído la blasfemia del representante del rey de Asiria burlándose del Dios viviente. Sin duda no le dejará Dios salirse con la suya, sin duda Dios lo reprenderá por esas palabras. ¡Oh Isaías, ruega por los que hemos quedado!».
Acuérdate que yo te libré de Egipto rompiendo las cadenas de tu esclavitud. Envié a Moisés, a Aarón y a Miriam para que te guiaran.
El pueblo empezó pronto a quejarse, y el Señor lo oyó. Su furor se encendió contra ellos a causa de sus quejas, y el fuego del Señor empezó por destruir a los que se encontraban en uno de los extremos del campamento.
Pero Moisés le respondió: ―¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá todo el pueblo de Dios fuera profeta, y el Señor pusiera su Espíritu sobre todos ellos!
y no le gustó el comentario de ambos, porque Moisés era el hombre más humilde del mundo, e inmediatamente convocó a Moisés, a Aarón y a Miriam al santuario: ―Vengan aquí los tres —ordenó. Entonces se presentaron ante el Señor.
Se presentaron delante de Moisés y Aarón y les dijeron: ―Ya los hemos soportado bastante. Ustedes no son mejores que los demás. Todo israelita es un escogido del Señor, y él está con nosotros: ¿Qué derecho tienen ustedes de ponerse en puestos de mando y de demandar que les obedezcamos, y de actuar como si fueran superiores a los demás israelitas?
Como mensajero por la bondad de Dios les advierto que no se consideren mejores de lo que son; valórense según el grado de fe que Dios les ha dado.
No hagan nada por egoísmo o vanidad. Más bien, hagan todo con humildad, considerando a los demás como mejores que ustedes mismos.
También a los jóvenes les digo: obedezcan a los ancianos. Trátense unos a otros con humildad, porque «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».