Judá es como un cachorro de león que se levanta después de comer a su presa. Se pone al acecho como un león o como una leona, ¿quién se atreverá a molestarlo?
Nahúm 2:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¿Dónde está ahora la gran Nínive, que era como un poderoso y temible león entre las naciones, que despedazaba a sus enemigos? ¿Qué fue de ese león que se metía en su guarida con su leona y sus cachorros, y nadie se atrevía a molestarlos? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿Qué es de la guarida de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los espantase? Biblia Nueva Traducción Viviente ¿Dónde está ahora la magnífica Nínive, esa guarida repleta de cachorros de león? Era un lugar donde la gente —como leones con sus cachorros— caminaba libremente y sin temor. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Destrozo, saqueo, devastación!
Los corazones desfallecen,
tiemblan las rodillas,
los más valientes se desconciertan,
y palidecen los rostros. La Biblia Textual 3a Edicion ¿Dónde está la guarida del león y el cubil de los leoncillos, Donde se metían sin temer el león, la leona y los cachorros? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Desierto, desolación, devastación, corazones que desmayan, rodillas que vacilan, espasmos en todos los riñones, rostros demudados de color! Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Qué es de la guarida de los leones, y de la majada de los cachorros de los leones, donde se recogía el león y la leona, y los cachorros del león, y no había quien los atemorizase? |
Judá es como un cachorro de león que se levanta después de comer a su presa. Se pone al acecho como un león o como una leona, ¿quién se atreverá a molestarlo?
Tienen los brazos paralizados de miedo; hasta los más recios corazones se derriten
Pero el Señor me ha dicho esto: Cuando un león, aunque sea cachorro, mata una oveja, no se cuida de los gritos y ruidos del pastor, devora sin detenerse. De igual manera vendrá el Señor y combatirá sobre el monte Sion. ¡No habrá quien lo amedrente! El Señor Todopoderoso se cernirá sobre Jerusalén como ave que revolotea en torno a su nido. Descenderá a la ciudad y la librará.
Rugen como leones y saltan sobre su presa. Se apoderan de mi pueblo y se lo llevan a lejano cautiverio, sin que haya quien los libre.
Veo grandes ejércitos que marchan sobre Jerusalén entre grandes alaridos de guerra para destruirla y dejar en ruinas sus ciudades, incendiadas y desoladas. Le causaron tantos estragos como harían cachorros de león con sus juegos violentos.
El enemigo viene como un león furtivo que sale furioso desde su guarida, y se encamina a la tierra de ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas, sin un habitante.
Como ovejas perseguidas por los leones son los israelitas. Primero los devoró el rey de Asiria, luego Nabucodonosor, rey de Babilonia, les trituró los huesos.
Enviaré contra ellos un invasor que los atacará de pronto, como si fuera un león de los bosques de Jordania que se lanza sobre las ovejas en el prado. Pondré en fuga a sus defensores y haré que los gobierne alguien que yo elija. ¿Quién como yo? ¿Qué gobernante puede llevarme la contraria? ¿Quién puede pedirme cuentas?
«Hombre mortal, haz duelo por el faraón, rey de Egipto, y dile: “¡Te consideras como un joven y poderoso león entre las naciones, como un cocodrilo a orillas del Nilo, haciendo burbujas y enturbiando la corriente con tus violentos coletazos!”».
El terror se apodera de la gente que los ve llegar; sus rostros palidecen de miedo.
Ellos someterán, por medio de su poder y destreza para la guerra, a Asiria, la tierra de Nimrod. Sí, cuando los asirios se atrevan a invadirnos, este rey nuestro nos librará de ellos y los expulsará de nuestra tierra.
Nínive, como si fueras un león vigoroso aplastabas a tus enemigos y saqueabas sus riquezas para dárselas a tus habitantes, y llenabas sus hogares con esclavos y bienes obtenidos por la violencia y el robo.
¡Qué pesar por Nínive, esa ciudad sanguinaria, llena de mentiras y de robos, que como fiera salvaje siempre andaba tras sus presas!
Sus jefes son como leones rugientes que acechan a sus víctimas para quitarles cuanto tienen. Sus jueces son como rapaces lobos nocturnos que no dejan ni los restos de su presa para la mañana.
Esta gente se levanta como un león; no caerá hasta que haya comido lo capturado y haya bebido la sangre de los degollados».