Porque yo, el Señor, amo la justicia, detesto el robo y el mal. Fielmente recompensaré a mi pueblo por sus sufrimientos y con ellos estableceré pacto perpetuo.
Mateo 27:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Los principales sacerdotes recogieron el dinero. ―No podemos reintegrarlo al dinero de las ofrendas —se dijeron—, porque nuestras leyes prohíben aceptar dinero contaminado con sangre. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Biblia Nueva Traducción Viviente Los principales sacerdotes recogieron las monedas. «No sería correcto poner este dinero en el tesoro del templo —dijeron—, ya que se usó para pagar un asesinato». Biblia Católica (Latinoamericana) Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas, pero dijeron: 'No se puede echar este dinero en el tesoro del Templo, porque es precio de sangre. La Biblia Textual 3a Edicion Y los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro,° por cuanto es precio de sangre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los pontífices recogieron las monedas de plata y dijeron: 'No se deben echar en el tesoro del templo, porque son precio de sangre'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro, porque es precio de sangre. |
Porque yo, el Señor, amo la justicia, detesto el robo y el mal. Fielmente recompensaré a mi pueblo por sus sufrimientos y con ellos estableceré pacto perpetuo.
Entonces arrojó en el templo las piezas de plata y corrió a ahorcarse.
Por fin, decidieron comprar cierto terreno de donde los alfareros extraían barro. Aquel terreno lo convertirían en cementerio de los extranjeros que murieran en Jerusalén.
Sin embargo, ustedes enseñan que una persona puede desentenderse de las necesidades de sus padres con la excusa de que ha consagrado a Dios la parte que les iba a dar a ellos.
Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron al palacio, pues si lo hacían se contaminarían de acuerdo con sus ritos y no podrían comer la Pascua.
»No debes traer a la casa del Señor ninguna ofrenda procedente de las ganancias de ese tipo de prácticas, porque son detestables delante del Señor tu Dios.