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Mateo 22:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Por eso, vayan ahora por las esquinas e inviten a todo el mundo”.

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Biblia Reina Valera 1960

Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ahora salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Vayan, pues, a las esquinas de las calles e inviten a la fiesta a todos los que encuentren'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Id pues a las encrucijadas de los caminos, y llamad a la fiesta de bodas a cuantos halléis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Salid, pues, a las encrucijadas de los caminos, y a todos cuantos encontréis, convidadlos al banquete'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.

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Mateo 22:9
16 Tagairtí Cros  

Esta bifurcación se debe a que el rey de Babilonia está detenido en una bifurcación, indeciso en cuanto si atacar a Jerusalén o a Rabá. Él llamará a sus magos para usar adivinación; ellos arrojarán suertes agitando flechas de su aljaba; sacrificarán a los ídolos e inspeccionarán el hígado de su sacrificio, usando todas esas costumbres paganas de adivinación.


Te paraste en las encrucijadas para matar a los que trataban de escapar; capturaste a los sobrevivientes y los entregaste a sus enemigos en el tiempo de su terrible angustia.


“Porque nadie nos ha contratado”, le responden. “Pues váyanse a trabajar a mi finca, y les pagaré lo que sea justo”.


»Los siervos obedecieron y trajeron a cuantos hallaron, lo mismo malos que buenos. Las mesas se llenaron de invitados.


Entonces dijo: “El banquete está listo, pero los que estaban invitados han mostrado que no eran dignos de la invitación.


Y también que en su nombre, comenzando en Jerusalén, se predicará a todas las naciones que hay perdón de pecados para el que se arrepiente.


Después de todo, el Señor nos lo ha ordenado: »“Te he convertido en luz que ilumina a los gentiles y, por lo tanto, les has de llevar la salvación hasta lo más recóndito del mundo”».


Aunque soy el más pequeño de todos los que son parte del pueblo santo, Dios me concedió, por su amor, la misión de anunciar a las naciones el tesoro incalculable de Cristo.


El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven». Y el que oye también diga: «Ven». Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.