El rey, enojado, ordenó al ejército que acabara con aquellos asesinos y quemara la ciudad.
Mateo 22:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces dijo: “El banquete está listo, pero los que estaban invitados han mostrado que no eran dignos de la invitación. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Biblia Nueva Traducción Viviente Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista y las personas a las que invité no son dignas de tal honor. Biblia Católica (Latinoamericana) Después dijo a sus servidores: 'El banquete de bodas sigue esperando, pero los que habían sido invitados no eran dignos. La Biblia Textual 3a Edicion Después dijo a sus siervos: La boda a la verdad está preparada, pero los invitados no eran dignos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Luego dice a sus criados: 'El banquete de bodas está preparado, pero los convidados no se lo merecían. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas, pero los que fueron invitados no eran dignos. |
El rey, enojado, ordenó al ejército que acabara con aquellos asesinos y quemara la ciudad.
―¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? —les preguntó Jesús—. ¡Claro que no! Pero llegará el momento en que les quitarán al novio y entonces sí ayunarán.
pero los que merecen resucitar en el mundo que viene, esos no se casarán,
Ustedes estén siempre vigilantes. Oren para que puedan escapar de todo lo que va a suceder, y así puedan presentarse delante del Hijo del hombre».
Entonces Pablo y Bernabé valientemente les dijeron: «Era necesario que las buenas noticias de Dios las conocieran primero ustedes los judíos. Pero como las rechazan y se muestran indignos de la vida eterna, no nos queda otro remedio que ofrecérselas a los gentiles.
Este es sólo un ejemplo de la justa manera en que Dios hace las cosas; él los considera dignos de su reino, por causa del cual padecen.
»Benditos los que lavan su ropa para tener derecho a entrar por la puerta de la ciudad y comer el fruto del árbol de la vida.
No obstante, hay en Sardis algunas personas que no han manchado sus ropas. Por eso, porque son dignas, caminarán a mi lado vestidas de blanco.