―¿Por qué ese perro muerto maldice a mi señor, el rey? —preguntó Abisay hijo de Sarvia—. ¡Deme permiso para ir y cortarle la cabeza!
Lucas 9:54 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cuando Jacobo y Juan, sus discípulos, vieron esto, le preguntaron: ―Señor, ¿quieres que mandemos que caiga fuego del cielo y los destruya? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando Santiago y Juan vieron eso, le dijeron a Jesús: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que los consuma?». Biblia Católica (Latinoamericana) Al ver esto sus discípulos Santiago y Juan, le dijeron: 'Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma?' La Biblia Textual 3a Edicion Viendo esto los discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que descienda fuego del cielo° y los consuma?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando los discípulos Santiago y Juan vieron esto le dijeron: 'Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y los devore? '. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consuma, así como hizo Elías? |
―¿Por qué ese perro muerto maldice a mi señor, el rey? —preguntó Abisay hijo de Sarvia—. ¡Deme permiso para ir y cortarle la cabeza!
El rey David convocó a los gabaonitas. Ellos no formaban parte de Israel, sino que eran el remanente de la nación de los amorreos. Israel había prometido no matarlos; pero Saúl, debido a su celo por Judá e Israel, había tratado de acabar con ellos.
Entonces envió a un oficial con cincuenta soldados, a arrestarlo. Lo encontraron sentado en la cumbre de una colina. El capitán le dijo: ―Varón de Dios, el rey nos ha mandado a que te llevemos ante él.
―Ahora ven conmigo —dijo Jehú—, y comprueba cuánto amor siento por el Señor. Jonadab se fue con él.
Pero Jehú no siguió al Señor, Dios de Israel, con todo su corazón, porque siguió adorando a los becerros de oro con que Jeroboán había hecho pecar a Israel.
Tiempo de matar; Tiempo de sanar; Tiempo de destruir; Tiempo de reedificar;
Jacobo y Juan (hijos de Zebedeo, a quienes Jesús les puso el apodo de Boanerges, es decir, Hijos del Trueno),
Los milagros que realizaba eran increíbles; podía, por ejemplo, hacer que cayeran del cielo llamaradas de fuego ante los ojos asombrados de la humanidad.
Una de las cabezas de la bestia parecía herida de muerte, pero sanó. El mundo, maravillado de semejante milagro, siguió a la bestia.