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Marcos 3:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Jacobo y Juan (hijos de Zebedeo, a quienes Jesús les puso el apodo de Boanerges, es decir, Hijos del Trueno),

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Biblia Reina Valera 1960

17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Santiago y Juan (los hijos de Zebedeo, a quienes Jesús apodó «hijos del trueno»),

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Santiago y su hermano Juan, hijos de Zebedeo, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 A Jacobo, el de Zebedeo, y a Juan, el hermano de Jacobo, también les puso por sobrenombre Boanerges (esto es, hijos del trueno);

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Santiago, el de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes puso el sobrenombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;

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Marcos 3:17
16 Tagairtí Cros  

El Señor me dijo: ¡Grita bien fuerte, clama con voz de trompeta, no tengas miedo! ¡Reprende a mi pueblo sus pecados!


¿No quema mi palabra como si fuera fuego?, pregunta el Señor. ¿No es como un poderoso mazo que despedaza la roca?


Un poco más adelante vio a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, que estaban sentados en una barca, con Zebedeo su padre, y remendaban las redes. Cuando Jesús los llamó,


Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron: ―Maestro, queremos pedirte un favor.


Se llevó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir tristeza y angustia.


Aquellos doce fueron: Simón (a quien llamó Pedro),


Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo (hijo de Alfeo), Tadeo, Simón el zelote


Y no permitió que nadie fuera con él sino Pedro y los hermanos Jacobo y Juan.


Seis días más tarde, Jesús llevó a Pedro, a Jacobo y a Juan a una montaña alta. Estaban solos. Y allí, delante de ellos, Jesús cambió de apariencia:


Cuando Jacobo y Juan, sus discípulos, vieron esto, le preguntaron: ―Señor, ¿quieres que mandemos que caiga fuego del cielo y los destruya?


Estaban juntos Simón Pedro, Tomás al que llamaban el Gemelo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos.


En aquellos días el rey Herodes hizo arrestar a algunos de la iglesia para maltratarlos.


La palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser, y examina nuestros más íntimos pensamientos y los deseos de nuestro corazón.


Entonces el ángel me ordenó: «Todavía tienes que profetizar de nuevo sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».


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