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Lucas 8:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Después les dijo a sus discípulos: ―¿Dónde está la fe de ustedes? Ellos, llenos de temor y asombro, se decían unos a otros: «¿Quién será este hombre que aun los vientos y el mar lo obedecen?».

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Biblia Reina Valera 1960

Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces les preguntó: «¿Dónde está su fe?». Los discípulos quedaron aterrados y asombrados. «¿Quién es este hombre? —se preguntaban unos a otros—. Cuando da una orden, ¡hasta el viento y las olas lo obedecen!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Después les dijo: '¿Dónde está su fe?' Los discípulos se habían asustado, pero ahora estaban fuera de sí y se decían el uno al otro: '¿Quién es éste? Manda a los vientos y a las olas, y le obedecen.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaron diciéndose unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Luego les dice: '¿Dónde está vuestra fe?'. Ellos, llenos de temor y de admiración, se preguntaban unos a otros: '¿Pero quién es éste, que incluso manda a los vientos y a las aguas, y le obedecen?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Qué clase de hombre es Éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen?

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Lucas 8:25
16 Tagairtí Cros  

¿Quién ha subido y bajado del cielo? ¿Quién retiene el viento en su puño o envuelve el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién sabe su nombre y el de su hijo? Dímelo si lo sabes.


Yo estaba allí cuando Dios puso límite a los mares y les mandó no salirse de sus bordes,


Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo: ―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?


―Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.


Si Dios cuida tan admirablemente las flores, que hoy están aquí y mañana se queman en el fuego, ¿no los cuidará mucho más a ustedes, hombres de poca fe?


Al oír esto, Jesús se maravilló y les dijo a quienes lo seguían: ―¡En todo Israel no he hallado una fe tan grande como la de este hombre!


―Hombres de poca fe, ¿a qué viene tanto miedo? —les respondió. Entonces, se puso de pie, reprendió al viento y a las olas, y la tormenta cesó y todo quedó en calma.


Anochecía y Jesús les dijo a sus discípulos: ―Vámonos al otro lado del lago.


Si Dios viste así a las flores que hoy están aquí y mañana las queman en el horno, ¡cómo no hará más por ustedes, gente de poca fe!


Los discípulos fueron a despertar a Jesús y lo llamaron a gritos: ―¡Maestro, Maestro, nos estamos hundiendo! Él se levantó y ordenó al viento y a las olas que se calmaran. La tormenta se detuvo y todo quedó tranquilo.


Siguieron navegando hasta la otra orilla del lago, hasta la región de los gerasenos, frente a Galilea.


Jesús le respondió: ―¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios?