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Mateo 8:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

26 ―Hombres de poca fe, ¿a qué viene tanto miedo? —les respondió. Entonces, se puso de pie, reprendió al viento y a las olas, y la tormenta cesó y todo quedó en calma.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

26 Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 —¿Por qué tienen miedo? —preguntó Jesús—. ¡Tienen tan poca fe! Entonces se levantó y reprendió al viento y a las olas y, de repente, hubo una gran calma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 Pero él les dijo: '¡Qué miedosos son ustedes! ¡Qué poca fe tienen!' Entonces se levantó, dio una orden al viento y al mar, y todo volvió a la más completa calma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Les dice: ¡Hombres° de poca fe!, ¿por qué estáis temerosos? Y se levantó y reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una calma absoluta.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Pero él les dice: '¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?'. Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.

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Mateo 8:26
24 Tagairtí Cros  

Tú calmaste el rugido de los mares, el estruendo de las olas, y el tumulto de los pueblos.


Tú mandas a los océanos cuando sus olas se elevan en furiosa tempestad; tú las calmas.


¿Dónde está aquél cuyo gran poder abrió el mar ante ellos cuando Moisés levantó la mano, y estableció para siempre su fama?


Es capaz de secar el mar cuando lanza su potente voz, así como el río puede quedar como arena seca. Cuando él se manifiesta las praderas de Basán y del monte Carmelo se marchitan y la vegetación del Líbano desaparece.


»Señor, cuando montaste sobre tus caballos y trepaste a tu carro de guerra, ¿estabas, acaso, enojado con los ríos y con el mar que causaste tantos estragos en la naturaleza?


Pero Jesús, que sabía lo que estaban pensando, les dijo: ―¡Qué hombres con tan poca fe! ¿Por qué se preocupan tanto por la comida?


―Porque tienen muy poca fe —les respondió Jesús—. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible.


Si Dios cuida tan admirablemente las flores, que hoy están aquí y mañana se queman en el fuego, ¿no los cuidará mucho más a ustedes, hombres de poca fe?


Pasmados, los discípulos se decían: «¿Quién es este, que aun los vientos y la mar lo obedecen?».


Jesús le replicó: ―¡Cállate! ¡Sal de ese hombre! Entonces el demonio derribó al hombre en medio de la gente y salió de él sin hacerle ningún daño.


Abraham no fue incrédulo a la promesa de Dios ni dudó jamás. Al contrario, fortaleció su fe y así le dio gloria a Dios y le dio las gracias por aquella bendición antes que se produjera.


En la mano, abierto, sostenía un librito. Puso el pie derecho en el mar y el izquierdo en la tierra,


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