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Lucas 7:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta.

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Biblia Reina Valera 1960

Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces Jesús le contó la siguiente historia: —Un hombre prestó dinero a dos personas, quinientas piezas de plata a una y cincuenta piezas a la otra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientas monedas y el otro cincuenta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cierto acreedor tenía dos deudores: el uno debía quinientos denarios, y el otro cincuenta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'Cierto prestamista tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios; y el otro, cincuenta.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Un acreedor tenía dos deudores; el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;

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Lucas 7:41
17 Tagairtí Cros  

El Señor pregunta: ¿Los entregué yo en manos de mis acreedores? ¿Será por eso que no están presentes? ¿Está ausente su madre porque yo me divorcié de ella y la despedí? No, se han entregado ustedes mismos por sus pecados, y a su madre se la llevaron en pago de sus deudas.


En realidad la infiel Israel es menos culpable que la traidora Judá.


―Nuestro padre murió en el desierto —dijeron—, y no fue de los que murieron en la rebelión de Coré contra el Señor. Murió de muerte natural, sin dejar hijos varones.


»Pero cuando aquel mismo hombre salió de allí, fue adonde estaba alguien que le debía veinte mil pesos y, agarrándolo por el cuello, exigió pago inmediato.


y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal.


―Aliméntenlos ustedes —fue la respuesta de Jesús. ―¿Y con qué? —preguntaron—. Costaría el salario de siete meses comprar comida para esta multitud.


Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos hacen mal. Y no nos metas en tentación».


Pero el que no lo sabe y hace algo que merezca castigo, recibirá pocos golpes. A todo el que se le da mucho, también mucho se le exigirá; y al que mucho se le confía mucho más se le pedirá.


¿Y qué piensan de los dieciocho que murieron cuando les cayó encima la torre de Siloé? ¿Eran acaso más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?


Entonces Jesús le dijo: ―Simón, tengo algo que decirte. Él respondió: ―Dime, Maestro.


Por eso te digo que ella ama mucho porque sus muchos pecados le han sido perdonados. Pero al que se le perdonan pocos pecados, poco ama.


Es así porque todos hemos pecado y no tenemos derecho a gozar de la gloria de Dios.


La ley vino después para que aumentara el pecado; pero si el pecado aumentó muchísimo, mucho mayor ha sido el amor gratuito de Dios.