Lucas 12:48 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008
48 Pero el que no lo sabe y hace algo que merezca castigo, recibirá pocos golpes. A todo el que se le da mucho, también mucho se le exigirá; y al que mucho se le confía mucho más se le pedirá.
48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.
48 Pero alguien que no lo sabe y hace algo malo, será castigado levemente. Alguien a quien se le ha dado mucho, mucho se le pedirá a cambio; y alguien a quien se le ha confiado mucho, aún más se le exigirá.
48 En cambio, si es otro que hizo sin saber algo que merece azotes, recibirá menos golpes. Al que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y cuanto más se le haya confiado, tanto más se le pedirá cuentas.
48 Pero el que no la conoció, e hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco, porque a todo aquel a quien fue dado mucho, mucho le será demandado, y al que encomendaron mucho, más le pedirán.
48 En cambio, el que no la conoce, si hace cosas condenables, será castigado con menos severidad. Pues a aquel a quien mucho se le dio mucho se le ha de exigir; y al que mucho se le ha confiado, mucho más se le ha de pedir.
»Cualquiera que desobedezca alguna ley de Dios, aun sin darse cuenta, de todos modos es culpable. Entonces deberá llevar al sacerdote un carnero sin defecto, o su equivalente en dinero. El precio será fijado de la misma manera que se hace con el sacrificio por la culpa. El sacerdote, entonces, presentará el sacrificio a favor del que pecó sin darse cuenta, y este será perdonado.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que por un lado hacen oraciones larguísimas en las calles y por el otro les roban las casas a las viudas! ¡Hipócritas!
Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que me dicen de ti? Prepárame un informe de tu administración, porque ya no puedes seguir siendo mi administrador”.
Antes, yo me burlaba de su nombre, perseguía a sus seguidores y era un insolente. Pero Dios tuvo misericordia de mí, porque, como era incrédulo, no sabía lo que hacía.
y ahora, a su debido tiempo, ha cumplido esta promesa por medio de las buenas noticias que, por mandato de Dios, nuestro Salvador, me han sido encomendadas proclamar.