―¡Por favor, por favor! —gritaba el rey al profeta—, ruega al Señor tu Dios que restablezca mi brazo nuevamente. Entonces el profeta oró al Señor, y el brazo del rey volvió a la normalidad.
Lucas 6:28 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Biblia Nueva Traducción Viviente Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman. Biblia Católica (Latinoamericana) bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. La Biblia Textual 3a Edicion bendecid a los que os maldicen, orad por los que os maltratan. Biblia Serafín de Ausejo 1975 bendecid a los que os maldicen; orad por los que os calumnian. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. |
―¡Por favor, por favor! —gritaba el rey al profeta—, ruega al Señor tu Dios que restablezca mi brazo nuevamente. Entonces el profeta oró al Señor, y el brazo del rey volvió a la normalidad.
Y el Señor Dios dice: «¡Por haber actuado los filisteos contra Judá con tanta violencia, con un odio añejado,
¡Estoy que reviento de cólera contra estas naciones, especialmente contra Edom, por haberse apoderado de mi tierra con gusto, en absoluto desprecio por mí, para tomarla para sí mismos!”.
Pero yo les digo: ¡Amen a sus enemigos! ¡Oren por quienes los persiguen!
Jesús dijo: ―Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Mientras, echaban suertes para ver quién se quedaba con la ropa de Jesús.
»Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian,
»Ustedes amen a sus enemigos, háganles el bien y préstenles sin esperar nada a cambio. Si lo hacen tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno tanto con los ingratos como con los malos.
Cuando Pablo y Bernabé se enteraron de que los judíos y los gentiles, junto con sus dirigentes, estaban urdiendo un plan para que los atacaran y apedrearan,
Luego cayó de rodillas y gritó: ―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Y al terminar de pronunciar aquellas palabras, murió.
Hemos trabajado hasta el cansancio con nuestras manos para ganar el sustento. Nos maldicen y bendecimos, y hemos soportado con paciencia a los que nos persiguen.
De una misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así.
No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.