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Lucas 2:47 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.

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Biblia Reina Valera 1960

Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Todos los que lo oían quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y cuantos lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su talento y de sus respuestas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y todos los que le oían, se admiraban de su inteligencia, y de sus respuestas.

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Lucas 2:47
13 Tagairtí Cros  

Sí, tengo más entendimiento que mis maestros, porque siempre medito en tus normas.


a Nazaret de Galilea, el pueblo de su niñez, y allí enseñaba en la sinagoga. La gente estaba maravillada con su sabiduría y por sus milagros.


El gentío se quedó boquiabierto ante aquella respuesta.


Cuando Jesús terminó de impartir estas enseñanzas, la multitud que lo había escuchado quedó admirada,


La gente quedó maravillada de su enseñanza, porque Jesús hablaba con autoridad, y no como los maestros de la ley.


Cuando los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley oyeron esto, comenzaron a urdir un plan para matar a Jesús. Le tenían miedo a Jesús porque toda la gente estaba maravillada con su enseñanza.


Cuando llegó el día de reposo, Jesús fue a enseñar a la sinagoga. Y muchos que lo escucharon se quedaron boquiabiertos y se preguntaban: ―¿De dónde sacó este tanta sabiduría y el poder para hacer los milagros que hace?,


Todos los que oyeron se quedaron asombrados de lo que decían los pastores.


Después de tres días, lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.


Todos se expresaban bien de él y estaban admirados por las hermosas palabras que él hablaba. Estaban intrigados y se preguntaban: ―¿No es este el hijo de José?


Los que lo oían se sorprendían de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.


Los jefes judíos estaban admirados y decían: ―¿Cómo sabe tanto este hombre, si nunca ha estudiado?


Los guardias contestaron: ―¡Nadie ha hablado nunca como ese hombre!