―¿Qué quieres que haga por ti? ―Señor, quiero que me des la vista.
diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
—¿Qué quieres que haga por ti? —Señor —le dijo—, ¡quiero ver!
¿Qué quieres que haga por ti? Le respondió: 'Señor, haz que vea.
¿Qué quieres que te haga? Y él dijo: Señor, que reciba la vista.
'¿Qué quieres que te haga?'. Él contestó: '¡Señor, que vea!'.
Jesús se detuvo y mandó que lo trajeran a su presencia. Cuando el ciego se acercó, Jesús le preguntó:
Jesús le dijo: ―¡Recibe la vista! Tu fe te ha sanado.
Pero mantenernos esperando de Dios lo que todavía no se ha manifestado nos enseña a tener paciencia.
No se angustien por nada; más bien, oren; pídanle a Dios en toda ocasión y denle gracias.