¡Ay de los jueces prevaricadores y de los que promulgan leyes injustas!, dice el Señor,
Lucas 11:46 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Jesús le respondió: ―¡Ay de ustedes también, maestros de la ley! Ponen sobre los demás cargas que apenas pueden soportar, y ustedes no levantan ni un dedo para ayudarlos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis. Biblia Nueva Traducción Viviente —Sí —dijo Jesús—, ¡qué aflicción les espera también a ustedes, expertos en la ley religiosa! Pues aplastan a la gente bajo el peso de exigencias religiosas insoportables y jamás mueven un dedo para aligerar la carga. Biblia Católica (Latinoamericana) El contestó: '¡Pobres de ustedes también, maestros de la Ley, porque imponen a los demás cargas insoportables, y ustedes ni siquiera mueven un dedo para ayudarles!' La Biblia Textual 3a Edicion Él respondió: ¡Ay también de vosotros, los doctos de la ley! Porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, pero vosotros no tocáis las cargas con uno de vuestros dedos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero él contestó: '¡Ay también de vosotros, doctores de la ley, que echáis sobre los hombres cargas casi imposibles de soportar, pero vosotros no las tocáis ni siquiera con uno de vuestros dedos! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Él dijo: ¡Ay de vosotros también, doctores de la ley! que abrumáis a los hombres con cargas pesadas de llevar; mas vosotros ni aun con un dedo las tocáis. |
¡Ay de los jueces prevaricadores y de los que promulgan leyes injustas!, dice el Señor,
¡Eso no es ayuno! El ayuno que a mí me agrada es que dejen de oprimir a quienes trabajan para ustedes y liberen a los que están esclavizados y que ¡acaben con toda injusticia!
y se les ocurrió una nueva idea. Uno de ellos, abogado, preguntó a Jesús:
Un maestro de la ley le dijo: ―Maestro, cuando dices todo esto también a nosotros nos insultas.
»¡Ay de ustedes, maestros de la ley!, porque se han quedado con el control del conocimiento. Ustedes mismos no entran; y a los que quieren entrar, no los dejan».
Lo curioso es que ni siquiera los que están circuncidados guardan la ley, pero quieren que ustedes se circunciden para luego jactarse de que ustedes hicieron lo que ellos querían.