Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Levítico 23:40 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

En el primer día tomarán ramas de árboles frutales cargadas con frutos, ramas de palmera y de árboles frondosos, como los sauces que crecen junto a los arroyos, y construirán enramadas con ellos; y se regocijarán y alegrarán delante del Señor su Dios durante siete días.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos, y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

El primer día, recogerás ramas de árboles hermosos: pueden ser hojas de palmeras, ramas de árboles frondosos y de sauces que crecen junto a los arroyos. Luego celebra con alegría ante el Señor tu Dios durante siete días.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

El primer día tomarán frutos del árbol hermoso, ramos de palmera, de árboles frondosos y de sauces de río, y durante siete días se alegrarán en presencia de Yavé, el Dios de ustedes.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

El primer día tomaréis para vosotros fruto de árbol selecto, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces del arroyo,° y durante siete días os regocijaréis en presencia de YHVH vuestro Dios.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

El primer día tomaréis frutos de los mejores árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de los arroyos, y os regocijaréis ante Yahveh, vuestro Dios, durante siete días.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y tomaréis el primer día gajos con fruto de árbol hermoso, ramas de palmas, y ramas de árboles frondosos, y sauces de los arroyos; y os regocijaréis delante de Jehová vuestro Dios por siete días.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Levítico 23:40
19 Tagairtí Cros  

Hemos abandonado nuestras liras, colgadas de las ramas de los sauces.


Pero los justos florecerán como la palmera, y crecerán como los cedros del Líbano.


Estos redimidos del Señor irán por ese camino a su hogar, a Sion, entonando cánticos de júbilo eterno. Nunca más habrá para ellos dolor ni suspiros. Allí sólo habrá felicidad y gozo.


Ellos prosperarán como hierba de regadío, como sauces en la ribera del río.


¡Regocíjense con Jerusalén, alégrense con ella todos cuantos la aman, los que por ella han llorado!


»A partir del día quince del mes séptimo, que es el final de la cosecha, celebrarán una fiesta de siete días delante del Señor. Recuerden que el primero y el último día de la fiesta son días de descanso solemne.


La celebración de esta fiesta de siete días será una obligación que regirá para siempre.


Cuando Jesús pasaba, algunos de entre el gentío tendían sus mantos a lo largo del camino, otros cortaban ramas de los árboles y las tendían delante de él.


Entonces tomaron ramas de palma y salieron a recibirlo, gritando: ―¡Hosanna! ―¡Bendito el que viene de parte del Señor! ―¡Bendito el Rey de Israel!


Eso mismo les pasa a ustedes, ahora están tristes, pero cuando vuelva a verlos se alegrarán y nadie podrá quitarles esa alegría.


Y además de todo esto, también nos sentimos orgullosos en Dios, gracias a nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos sido reconciliados con Dios.


Allí te regocijarás delante del Señor con tus hijos e hijas y siervos. Además, recuerda siempre de invitar a los levitas para que hagan fiesta contigo, porque ellos no tienen tierra propia.


Tú y tu familia harán fiesta allí delante del Señor tu Dios y te regocijarás en todo lo que él ha hecho por ti.


Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


Alégrense siempre en el Señor. Se lo repito: ¡Alégrense!


Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que no lo han visto; y aunque ahora no lo ven, creen en él y se llenan de una gran alegría,


Luego vi frente al trono y delante del Cordero a una gran multitud de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, todos vestidos de blanco y con ramas de palma en las manos. Era tan inmensa la multitud que nadie podía contarla.