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Levítico 14:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Después de esto, deberá ofrecer las dos tórtolas o los dos pichones de paloma, según lo que la persona haya podido conseguir.

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Biblia Reina Valera 1960

Asimismo ofrecerá una de las tórtolas o uno de los palominos, según pueda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Después el sacerdote ofrecerá las dos tórtolas o los dos pichones de paloma, según lo que la persona pueda pagar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Luego sacrificará una de las tórtolas o pichones,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Asimismo ofrecerá la primera de las tórtolas o de los palominos, de lo que alcance su mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después, con una de las tórtolas o uno de los pichones que el oferente pudo conseguir, ofrecerá el sacerdote

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Asimismo ofrecerá una de las tórtolas, de los palominos, lo que alcanzare su mano:

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Levítico 14:30
8 Tagairtí Cros  

»Pero si ella es muy pobre y no puede ofrecer un cordero, deberá llevar dos pichones de paloma o dos tórtolas. Uno será para el holocausto y el otro para la ofrenda por su pecado. El sacerdote, entonces, pedirá perdón por los pecados de ella, y la mujer quedará purificada».


Además, llevará, según sus posibilidades, dos tórtolas o dos pichones de paloma, y usará una de ellas como ofrenda por su pecado y la otra como holocausto.


El resto del aceite que tiene en la mano lo pondrá sobre la cabeza de la persona que se está purificando, para hacer expiación por ella delante del Señor.


Una de las aves será para la ofrenda por el pecado y la otra para el holocausto, junto con la ofrenda de harina; y el sacerdote hará expiación por aquella persona delante del Señor.


»Si el culpable es una persona muy pobre, de modo que no tiene forma de ofrecer una oveja, entonces ofrecerá dos tórtolas o dos pichones de paloma: uno como ofrenda por el pecado y el otro como holocausto.


También fueron a ofrecer el sacrificio que manda la ley del Señor, que dice: «un par de tórtolas o dos pichones».


La ley no pudo liberarnos porque nuestra naturaleza pecaminosa anuló su poder. Pero Dios envió a su propio Hijo con un cuerpo humano igual en todo al nuestro para entregarlo en sacrificio por nuestros pecados, y así destruyó el dominio del pecado sobre nosotros.