Así que un día Abram le dijo a Lot: «Recuerda que tú y yo somos parientes, de modo que no es bueno que haya peleas entre nosotros, ni entre tus pastores y los míos.
Jueces 9:26 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 En eso Gaal, hijo de Ébed, se mudó a Siquén con sus hermanos y la gente puso en él su confianza Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos y se pasaron a Siquem, y los de Siquem pusieron en él su confianza. Biblia Nueva Traducción Viviente Un día Gaal, hijo de Ebed, se mudó a Siquem con sus hermanos y se ganó la confianza de los ciudadanos prominentes de Siquem. Biblia Católica (Latinoamericana) Llegó entonces Gaal, hijo de Obed, con sus hermanos. Se establecieron en Siquem y se ganaron la confianza de la gente de Siquem. La Biblia Textual 3a Edicion Llegó entonces Gaal ben Ebed, con sus hermanos y pasaron a Siquem, y los vecinos de Siquem pusieron su confianza en él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquel entonces, llegó Gaal, hijo de Ébed, con sus hermanos y, al pasar por Siquén, se ganó la confianza de los principales de Siquén. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Gaal, hijo de Ebed, vino con sus hermanos, y se pasaron a Siquem; y los de Siquem pusieron su confianza en él. |
Así que un día Abram le dijo a Lot: «Recuerda que tú y yo somos parientes, de modo que no es bueno que haya peleas entre nosotros, ni entre tus pastores y los míos.
les dijo: ―Por favor, amigos míos, no vayan a cometer semejante maldad.
Los hombres de Siquén pusieron emboscada contra Abimélec en el camino que va hacia la cumbre de la montaña mientras esperaban que él llegara, asaltaban a cualquiera que pasara por allí. Pero alguien advirtió a Abimélec acerca de este complot.
a tal grado que salieron a vendimiar sus viñas. Luego pisaron las uvas y celebraron la fiesta de la cosecha en el templo de un dios local. El vino corría libremente y todos empezaron a maldecir a Abimélec.
«¿Quién es Abimélec? —gritaba Gaal—. ¿Por qué ha de ser nuestro rey? ¿Por qué hemos de ser sus siervos? Él y su amigo Zebul debieran ser nuestros esclavos. ¡Abajo Abimélec!
Cuando Zebul, el gobernante de la ciudad, oyó lo que decía Gaal, se enfureció,