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Jueces 4:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

―Dame un poco de agua —dijo él—, porque tengo mucha sed. Ella le dio leche y lo volvió a cubrir.

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Biblia Reina Valera 1960

Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Dame un poco de agua, por favor —le dijo él—. Tengo sed. Así que ella le dio leche de una bolsa de cuero y volvió a cubrirlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El le dijo: 'Dame un poco de agua para beber porque tengo sed'. Ella tomó un tiesto con leche y le dio de beber, luego lo volvió a tapar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y él le dijo: Dame, te ruego, un poco de agua para beber, pues tengo sed. Ella entonces abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a cubrir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Él le dijo: 'Dame un poco de agua para beber porque tengo sed'. Abrió ella el odre de leche, dióle de beber, y lo volvió a cubrir.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y él le dijo: Te ruego me des a beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.

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Jueces 4:19
8 Tagairtí Cros  

Aquí estoy junto a este pozo, te ruego que me ayudes. Voy a decirle a una muchacha que venga a sacar agua de este pozo: ‘Por favor, deme un poco de agua para beber’.


Entonces él se fue a Sarepta. Cuando llegó junto a las puertas de la ciudad, vio a una viuda que recogía leña, y le pidió un vaso de agua.


Cuando los pobres y menesterosos busquen agua sin hallarla, y tengan la lengua reseca de sed, yo responderé cuando clamen a mí. Yo, el Dios de Israel, no los abandonaré jamás.


Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida. En eso, llegó una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dijo: ―Dame un poco de agua.


Jael salió a encontrar a Sísara y le dijo: ―Entra en mi tienda, señor. Estarás a salvo bajo nuestra protección. No tengas miedo. Él entró en la tienda y ella lo cubrió con una frazada.


―Ponte en la puerta de la tienda —le pidió él a ella— y si alguien viene buscándome, dile que no hay nadie aquí.


»¡Bendita sea Jael, la esposa de Héber el quenita! ¡Sea ella bendita por sobre todas las amas de casa!