Por favor, acepta mis obsequios. Dios ha sido muy misericordioso conmigo y me ha dado muchas riquezas. Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó los regalos.
Jueces 1:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Ella le dijo: ―Quiero pedirte algo: ya que me has dado tierras en el Néguev, dame también fuentes de agua. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y de abajo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ella entonces le respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. Biblia Nueva Traducción Viviente Ella contestó: —Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales. Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja. Biblia Católica (Latinoamericana) Respondió: 'Hazme un favor; ya que me enviaste a esta zona del Negueb, dame al menos manantiales'. Caleb le dio pues las Fuentes de Arriba y las Fuentes de Abajo. La Biblia Textual 3a Edicion Y le respondió: Dame una bendición; ya que me has dado tierra de sequedales,° dame manantiales de agua. Y Caleb le dio los manantiales de arriba y los manantiales de abajo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella le replicó: 'Concédeme un favor: ya que me has dado tierra en el Negueb, dame también fuentes de agua'. Y Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ella entonces le respondió: Dame una bendición; puesto que me has dado tierra de sequedal, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba, y las fuentes de abajo. |
Por favor, acepta mis obsequios. Dios ha sido muy misericordioso conmigo y me ha dado muchas riquezas. Tanto insistió Jacob, que al fin Esaú aceptó los regalos.
Así que pedí a estos hermanos que fueran primero y se cercioraran de que el generoso donativo que ustedes prometieron ya esté listo. Así será una muestra de generosidad y no de tacañería.
Si sobre un terreno llueve mucho y proporciona una buena cosecha a sus propietarios, aquel terreno recibe bendición de Dios.
Dame otro regalo —ella le respondió—. La tierra que me diste es desierta; danos algunos manantiales también. Él les concedió los manantiales de arriba y de abajo.
No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.
Un instante antes de salir hacia su nuevo hogar él la persuadió que solicitara de su padre un pedazo adicional de tierra. Ella se desmontó del burro. ―¿Qué quieres? —le preguntó Caleb.
Cuando la tribu de Judá entró en su nueva tierra en el desierto del Neguev al sur de Arad, los descendientes del suegro de Moisés, miembros de la tribu de los ceneos, lo acompañaron. Dejaron sus hogares en Jericó, la ciudad de las palmeras, y a partir de entonces las dos tribus vivieron juntas.
Abigaíl, con prontitud, tomó doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas guisadas, cuarenta kilos de grano tostado, cien racimos de pasas y doscientos panes.