No padecerán hambre ni sed, ni el ardiente sol ni el abrasador viento del desierto los volverán a tocar, pues por su misericordia el Señor los guiará junto a aguas refrescantes.
Juan 6:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Jesús les dijo: ―Yo soy el pan que da vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre, y el que cree en mí no volverá a tener sed. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús les respondió: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús les dijo: 'Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús les dijo: ¡Yo soy el pan de la vida; el que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jesús les contestó: 'Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. |
No padecerán hambre ni sed, ni el ardiente sol ni el abrasador viento del desierto los volverán a tocar, pues por su misericordia el Señor los guiará junto a aguas refrescantes.
Vengan a mí los que estén cansados y afligidos y yo los haré descansar.
»¡Qué tristeza para ustedes los que ahora tienen en abundancia, porque pasarán hambre! ¡Qué tristeza para ustedes los que ahora ríen, porque luego se quejarán y llorarán!
La mujer le dijo: ―Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir aquí a sacarla.
Todos los que el Padre me da vendrán a mí; y al que viene a mí, no lo rechazo.
Entonces los judíos empezaron a murmurar contra Jesús, porque dijo: «Yo soy el pan que bajó del cielo».
―A eso me refería cuando les dije que nadie puede venir a mí, a menos que el Padre se lo permita.
El Espíritu y la Esposa dicen: «Ven». Y el que oye también diga: «Ven». Y el que tenga sed, venga; y el que quiera, beba gratuitamente del agua de la vida.
jamás volverán a tener hambre ni sed, y estarán a salvo del sol abrasador del mediodía.