Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Juan 3:29 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

El que tiene a la novia es el novio. Pero el amigo del novio, que está a su lado y escucha la voz del novio, se llena de alegría al oír su voz. Así estoy yo, lleno de alegría.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Es el novio quien se casa con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena de alegría.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Es el novio quien tiene a la novia; el amigo del novio está a su lado y hace lo que él le dice y se alegra con sólo oír la voz del novio. Por eso me alegro sin reservas.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

El que tiene la esposa es el° esposo, pero el amigo del esposo, que ha estado a su lado y lo oye, se alegra en gran manera por la voz del esposo. Así pues, este gozo mío ha sido cumplido.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Es el novio el que tiene a la novia; pero el amigo del novio, que está con él y lo oye, se llena de alegría al oír su voz. Pues bien, esta alegría mía se ha cumplido ya.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El que tiene la esposa, es el esposo, mas el amigo del esposo, que está en pie y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo. Así pues, este mi gozo es cumplido.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Juan 3:29
27 Tagairtí Cros  

Salgan a ver al rey Salomón, oh doncellas de Sion, vean la corona que su madre le puso el día de su boda, el día de su alegría.


Aquí estoy en mi huerto, amada mía, novia mía. Reúno la mirra con las especias mías y como mi panal con la miel. Bebo mi vino con mi leche. ¡Oh, amado y amada, coman y beban! ¡Sí, beban hasta saciarse!


porque tu Creador será el «esposo» tuyo. Señor Todopoderoso es su nombre; él es tu Redentor, el Santo de Israel, el Dios de toda la tierra.


¡Deléitense en Jerusalén, beban profundamente de su gloria, tal como la madre alimenta tiernamente a su pequeño!


Ve y grita lo siguiente en las calles de Jerusalén: El Señor dice: Yo recuerdo que hace tiempo anhelaban agradarme como joven enamorada, ¡cómo me amaban y me seguían hasta por estériles desiertos!


»Más tarde, cuando yo pasé y te vi de nuevo, ya tenías edad como para casarte, y yo tendí sobre ti mi manto como es la costumbre para declarar legalmente mi voto de matrimonio. Firmé un convenio contigo y llegaste a ser mía.


»Te convertiré en mi esposa para siempre y te daré como regalos la rectitud, la justicia, el amor y la misericordia.


«El reino de los cielos puede ilustrarse con el cuento de un rey que preparó un gran banquete en celebración de la boda de su hijo.


»En el reino de los cielos sucederá lo que les sucedió a las diez muchachas que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.


―¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? —les preguntó Jesús—. ¡Claro que no! Pero llegará el momento en que les quitarán al novio y entonces sí ayunarán.


y vuelve a la casa. Después, reúne a sus amigos y a sus vecinos y les dice: “Alégrense conmigo porque ya encontré la oveja que había perdido”.


Les digo esto para que también tengan mi alegría y así su alegría sea completa.


Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán, para que su alegría sea completa.


»Ahora regreso a ti. Pero digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo, para que tengan la misma alegría que yo tengo.


Ahora él debe tener más importancia y yo menos.


Siento celo por ustedes, celo que Dios ha puesto en mí; anhelo que amen sólo a Cristo, como doncella pura que reserva su cariño para el hombre que la tomará por esposa.


llénenme de alegría poniéndose de acuerdo unos con otros, amándose entre ustedes y estando unidos en alma y pensamiento.


Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.


Quisiera decirles muchas cosas más, pero no quiero hacerlo por carta; espero ir pronto a verlos y hablar con ustedes cara a cara, para que nuestra alegría sea completa.


Entonces uno de los siete ángeles que habían derramado las copas que contenían las siete últimas plagas, vino y me dijo: «Ven y te presentaré a la novia, la esposa del Cordero».