¿Será mi templo ante sus ojos sólo cueva de ladrones? ¡Pues para mí no es otra cosa ahora que cueva de ladrones!
Juan 2:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 A los que vendían palomas, les dijo: ―¡Saquen esto de aquí! ¡No conviertan la casa de mi Padre en un mercado! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado!». Biblia Católica (Latinoamericana) A los que vendían palomas les dijo: 'Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado. La Biblia Textual 3a Edicion y dijo a los que vendían las palomas: ¡Quitad esto de aquí, y no hagáis la Casa de mi Padre casa de mercado! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y a los que vendían palomas les dijo: 'Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercado. |
¿Será mi templo ante sus ojos sólo cueva de ladrones? ¡Pues para mí no es otra cosa ahora que cueva de ladrones!
Jesús se dirigió al templo y echó fuera a los que allí vendían y compraban, y volcó las mesas de los que cambiaban dinero y las sillas de los que vendían palomas. Y dijo:
―Las Escrituras afirman que el templo de Dios es casa de oración, pero ustedes lo han convertido en cueva de ladrones.
Algunos de los invitados se rieron de los mensajeros y se fueron a sus labranzas o negocios;
Y se puso a enseñar. Les decía: «Las Escrituras dicen que mi templo ha de ser “casa de oración de todas las naciones”, pero ustedes lo han convertido en “cueva de ladrones”».
Él le respondió: ―¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?
Mi Padre me las dio, y él es más grande que todos; por eso, nadie se las puede arrebatar de la mano.
Entonces, hizo un látigo con algunas cuerdas y echó a todos del templo. También echó junto con ellos a sus ovejas y bueyes; arrojó al suelo las monedas de los que cambiaban el dinero y volcó sus mesas.
Jesús le dijo: ―Suéltame, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve a mis hermanos y diles: “Voy a reunirme con mi Padre, que es el Padre de ustedes; con mi Dios, que es el Dios de ustedes”.
Pero Jesús les dijo: ―Mi Padre siempre trabaja y por eso yo también trabajo.
Jesús les respondió: ―No tengo ningún demonio. Lo único que hago es honrar a mi Padre. Ustedes en cambio, me deshonran a mí.
y peleas entre quienes tienen la mente depravada y no conocen la verdad. Para ellas, el evangelio es un gran negocio.
Tan ambiciosos serán esos maestros que les dirán cualquier cosa con tal de sacarles dinero. Pero Dios hace tiempo que ha dictado sentencia contra ellos y su destrucción está por caerles encima.