―Yo no soy el Cristo. Así dijo sin negarse a confesarlo claramente.
Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.
Él dijo con toda franqueza: —Yo no soy el Mesías.
Juan lo declaró y no ocultó la verdad: 'Yo no soy el Mesías.
Y confesó (no negó, sino confesó): Yo no soy el Mesías.
Él confesó y no negó. Y confesó: 'Yo no soy el Cristo'.
Y confesó, y no negó; sino confesó: Yo no soy el Cristo.
Juan no era la luz; él sólo vino a guiar a todos hacia la luz.
Al final de su carrera, Juan declaró: “¿Creen ustedes acaso que soy el Mesías? ¡No! Pero él vendrá pronto. En comparación con él yo no valgo nada”.