Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el Señor tiene poder para ayudar y para derrotar.
Joel 3:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Conviertan sus arados en espadas y sus hoces en lanzas. Que el débil diga: «¡Soy fuerte!». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Biblia Nueva Traducción Viviente Forjen las rejas de arado y conviértanlas en espadas, y sus herramientas para podar, en lanzas. Entrenen aun a los más débiles para que sean guerreros. La Biblia Textual 3a Edicion De los arados forjad espadas,° Y de vuestras hoces haced lanzas. Diga el débil: ¡Fuerte soy! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. |
Si permite que ellos vayan a la guerra con sus hombres, será derrotado, sin importar cuán valientes sean ni por bien que peleen ellos; porque el Señor tiene poder para ayudar y para derrotar.
El Señor zanjará las disputas internacionales, todas las naciones transformarán las armas de guerra en herramientas de paz, por fin cesarán las guerras y terminará el adiestramiento militar.
¡Sáquenle punta a las flechas! ¡Arriba los escudos! Porque el Señor ha incitado a los reyes de los medos para que se lancen contra Babilonia y la destruyan. Esa es su venganza contra los que trataron injustamente a su pueblo y profanaron su templo.
El Señor juzgará con justicia entre muchas naciones, y será quien corrija a muchos pueblos poderosos y lejanos. Esas naciones dejarán de vivir obsesionadas con la guerra, convertirán sus espadas de guerra en azadones, y sus lanzas en podaderas. Ya no se entrenarán para la guerra, ni guerrearán entre ellas.
»En ese tiempo, el Señor defenderá al pueblo de Jerusalén; el más débil de sus habitantes será tan poderoso como el rey David. Y la descendencia real será como Dios mismo, como el ángel del Señor que va delante de ellos.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: ―Mujer, quedas libre de tu mal.
―Pero ahora les digo: El que tenga dinero, que lo lleve, y también el que tenga una bolsa, que la lleve. El que no tenga espada, que venda su manto y se compre una.