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Hageo 2:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

«¿Quién entre ustedes puede recordar cómo era el templo anterior? ¿No es cierto que era esplendoroso y magnífico? ¿Y no les parece que este, comparado con el primero, es insignificante?

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Biblia Reina Valera 1960

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

“¿Alguno de ustedes recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Vive todavía entre ustedes alguien que haya visto esta Casa con el esplendor que tenía? ¿Qué es lo que ven ahora? ¿No les parece una cosa insignificante?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su primer esplendor? Y ¿cómo la veis ahora? ¿No son ella y la nada una misma cosa ante vuestros ojos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Quiénes de entre vosotros han visto este templo en su esplendor primero? ¿Y cómo lo veis ahora? ¿No os parece que es como si no existiera?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Hageo 2:3
8 Tagairtí Cros  

«Mi hijo Salomón es joven e inexperto —pensó David—, y el templo del Señor debe ser una estructura maravillosa, famosa y gloriosa a través del mundo; por consiguiente, me propongo comenzar inmediatamente los preparativos». En esta forma, David, antes de morir, dejó listos todos los materiales para la construcción.


Cantaban y alababan a Dios dando gracias, y entonaban esta canción: «Dios es bueno, porque para siempre es su misericordia con Israel». Entonces todo el pueblo gritó con gran júbilo y alabó al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.


Pero muchos de los sacerdotes, levitas y demás dirigentes, que ya eran ancianos y recordaban el hermoso templo de Salomón, lloraban en alta voz, mientras los otros gritaban de gozo.


Tus santas ciudades están destruidas, Jerusalén está desierta.


»Te di oro y piedras preciosas, ¡y lo empleaste todo para hacerte ídolos! Por lo tanto te lo quitaré todo, echaré todos tus ídolos a la basura.