Un día, durante la época de la cosecha del trigo, Rubén encontró algunas mandrágoras que crecían en el campo y se las llevó a Lea, su madre. Raquel le dijo a Lea: ―Por favor, regálame algunas de las mandrágoras que te trajo tu hijo.
Génesis 30:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Pero Lea, disgustada, le respondió: ―¿No crees que es suficiente con que me hayas robado a mi marido, para que ahora quieras quedarte con las mandrágoras que me ha traído mi hijo? Raquel entonces le dijo con tristeza: ―Si me das las mandrágoras, te prometo que Jacob dormirá contigo esta noche. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. Biblia Nueva Traducción Viviente —¿No fue suficiente que me robaras a mi marido? ¿Ahora también te robarás las mandrágoras de mi hijo? —le respondió Lea con enojo. Raquel contestó: —Dejaré que Jacob duerma contigo esta noche si me das algunas mandrágoras. Biblia Católica (Latinoamericana) Le respondió Lía: '¿No te basta con haberme quitado el marido, que ahora quieres llevarte también las manzanas de mi hijo?' Raquel le dijo: 'Muy bien, que duerma contigo esta noche, a cambio de las manzanas de tu hijo. La Biblia Textual 3a Edicion Y ella le dijo: ¿Te parece poco haberme quitado a mi marido, que me quieres quitar las mandrágoras de mi hijo? Respondió Raquel: Pues bien, que se acueste contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mas ella respondió: '¿Te parece poco haberme quitado mi marido, que quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?'. Contestó Raquel: 'Bien, que duerma contigo esta noche a cambio de las mandrágoras de tu hijo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. |
Un día, durante la época de la cosecha del trigo, Rubén encontró algunas mandrágoras que crecían en el campo y se las llevó a Lea, su madre. Raquel le dijo a Lea: ―Por favor, regálame algunas de las mandrágoras que te trajo tu hijo.
Aquella tarde cuando Jacob regresaba al hogar desde el campo, Lea le salió al encuentro y le dijo: ―Tienes que dormir conmigo esta noche, pues te alquilé por unas mandrágoras que encontró mi hijo. Y Jacob durmió con ella esa noche.
Entonces Isaías respondió: ―Oh casa de David, no te basta con agotarme la paciencia, ¡tienes que agotársela también a Dios!
¡No le has ido a la zaga a la hora de cometer maldades, sino que en poco tiempo las sobrepasaste a ellas!
―¿Es poco —dijeron burlonamente— que nos haya sacado de Egipto, tierra que fluye leche y miel, para hacernos morir en este desierto terrible? ¡Y ahora quieres convertirte en nuestro rey!
¿Qué de mí? En realidad no me interesa lo que opinen ustedes de mí, ni lo que opine nadie. No confío ni siquiera en mi propia opinión al respecto.