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Génesis 27:43 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Por eso, hijo mío, haz lo que te voy a decir: Levántate y vete a la casa de mi hermano Labán, que vive en Jarán.

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Biblia Reina Valera 1960

Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que, hijo mío, presta mucha atención. Prepárate y huye a casa de mi hermano Labán, en Harán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Por lo tanto, hijo mío, hazme caso y huye ahora mismo a Jarán, a la casa de mi hermano Labán.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Ahora pues, hijo mío, obedece mi voz. Levántate y huye a Harán, adonde Labán, mi hermano,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Así, pues, hijo mío, escucha mis palabras: levántate y huye a Jarán, a casa de Labán, mi hermano.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate, y huye a casa de Labán mi hermano, a Harán.

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Génesis 27:43
14 Tagairtí Cros  

Un día Téraj decidió salir de Ur de los caldeos para irse a vivir al país de Canaán. Se llevó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot y a su nuera Saray. Pero cuando llegaron a la ciudad de Jarán, se quedaron viviendo en ese lugar.


Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Cuando este escuchó todo lo que la muchacha les contó, y además vio el pendiente y los brazaletes que llevaba puestos, salió corriendo hacia el pozo, donde todavía estaba el hombre de pie junto a los camellos.


Isaac tenía cuarenta años cuando se casó con Rebeca, la hija de Betuel y hermana de Labán. Betuel y Labán eran arameos y vivían en Padán Aram.


―Que sus maldiciones caigan sobre mí, hijo mío —dijo ella—. Haz lo que te he dicho. Ve a buscar los cabritos.


A Rebeca le contaron lo que estaba planeando Esaú. Entonces mandó a llamar a Jacob, y le dijo: ―Me he enterado de que tu hermano Esaú anda con intenciones de matarte.


Ahora, hijo mío, préstame atención y haz exactamente lo que yo te voy a decir:


Jacob salió de Berseba y viajó hacia Jarán.


De esta manera despidió Isaac a Jacob y lo envió a Padán Aram, donde vivía Labán, el hijo de Betuel, el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y Esaú.


Y que Jacob, efectivamente, obedeció a su padre y a su madre, y se fue para Padán Aram.


Dios le dijo a Jacob: «Regresa a Betel y quédate allí. Al llegar construirás un altar para adorar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú».


Al que mira con desprecio a su padre y menosprecia a su madre anciana, que los cuervos le saquen los ojos y los buitres se lo devoren.


No beben vino porque su padre se lo prohibió. Pero yo les he hablado a los habitantes de Judá e Israel una y otra vez y no quieren escuchar ni obedecer.


―Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres —respondieron Pedro y los apóstoles—.