Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Gálatas 1:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Tres años más tarde fui a Jerusalén a hablar con Pedro y estuve con él quince días.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego, tres años más tarde, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y me quedé quince días con él.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para entrevistarme con Pedro y permanecí con él quince días.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Luego, después de tres años, subí a Jerusalem° a visitar a Cefas,° y permanecí con él quince días.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para visitar a Cefas, y me quedé quince días con él;

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Después, pasados tres años, subí a Jerusalén a ver a Pedro, y permanecí con él quince días,

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Gálatas 1:18
8 Tagairtí Cros  

Entonces Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús. Jesús lo miró fijamente y le dijo: ―Tú eres Simón, el hijo de Juan. De ahora en adelante te llamarás Cefas (o sea, Pedro).


Pero cuando después me encontré con Pedro en Antioquía, me opuse a él en público, y le critiqué fuertemente algo que estaba haciendo.


Ante ello, y comprendiendo que no estaban actuando rectamente, conforme a la integridad del evangelio, le dije a Pedro delante de los demás: «Tú, que eres judío, has estado portándote como si no lo fueras. ¿A qué viene ahora que, de pronto, te pongas a decirles a estos gentiles que deben vivir como si fueran judíos?


Más aún, Pedro, Jacobo y Juan, indiscutibles columnas de la iglesia, reconocieron que Dios me había usado para ser apóstol entre los gentiles, de la misma manera que había usado a Pedro para predicarles a los judíos (después de todo, fue el mismo Dios el que nos capacitó). Y así, nos dieron la mano, a Bernabé y a mí, en señal de compañerismo, y nos exhortaron a continuar nuestras labores entre los gentiles mientras ellos continuaban la suya entre los judíos.