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Éxodo 34:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Y aceptarás para tus hijos a sus hijas, que adoran a otros dioses, y tus hijos me abandonarán, y adorarán a los dioses de sus esposas.

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Biblia Reina Valera 1960

o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de ellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Acto seguido, aceptarás a sus hijas —quienes hacen sacrificios a otros dioses— como esposas para tus hijos; y ellas seducirán a tus hijos para que cometan adulterio contra mí al rendir culto a otros dioses.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y luego casarás a tus hijos con las hijas de ellos y, puesto que se prostituyen ellas por sus dioses, arrastrarán a tus hijos a prostituirse también a sus dioses. -

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y tomes de sus hijas para tus hijos, y cuando sus hijas se prostituyan tras sus dioses, hagan que tus hijos se prostituyan tras los dioses de ellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No tomes sus hijas para mujeres de tus hijos, porque al prostituirse sus hijas ante sus propios dioses, pueden arrastrar a tus hijos a que se prostituyan a su vez ante los dioses de ellas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y tomes de sus hijas para tus hijos, y sus hijas se prostituyan en pos de sus dioses, y hagan que tus hijos se prostituyan en pos de los dioses de ellas.

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Éxodo 34:16
23 Tagairtí Cros  

y júrame por el nombre del Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una muchacha de esta tierra de Canaán, donde yo vivo.


El rey Salomón, además de la princesa egipcia, tuvo muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas.


Nadie se entregó de tal manera a hacer el mal como Acab, porque Jezabel, su esposa, lo incitaba a que cometiera toda suerte de perversidades.


Como si esto fuera poco, Jorán construyó santuarios para los ídolos en las montañas de Judá, e hizo que el pueblo de Jerusalén adorara ídolos.


Tú nos dijiste que no debíamos permitir que nuestras hijas se casaran con los hijos de esta tierra, ni que nuestros hijos se casaran con sus hijas, y que no ayudáramos a esas naciones de ninguna manera. Tú nos advertiste que solamente si seguíamos esta norma podríamos llegar a ser una nación próspera, y que nuestros hijos podrían disfrutar siempre de esa prosperidad.


Y que algunos hombres de Israel se habían casado con mujeres de estas naciones paganas. De modo que el pueblo santo de Dios se estaba contaminando mediante estos matrimonios mixtos, y algunos de los jefes políticos del pueblo eran los primeros en dar mal ejemplo.


Acordamos no dejar que nuestras hijas se casaran con hombres que no fueran judíos, ni que nuestros hijos se casaran con mujeres que no fueran judías.


También acordamos que si los extranjeros venían el día sábado o en algún día de fiesta a vendernos trigo u otros productos, no les compraríamos nada. Además, acordamos no cultivar la tierra cada siete años, y perdonar y dar por canceladas las deudas de nuestros hermanos judíos.


Por aquellos días me di cuenta también de que algunos de los judíos se habían casado con mujeres de Asdod, de Amón y de Moab,


Los reprendí y los maldije, e hice azotar a algunos de ellos, y arranqué los cabellos de otros, y ellos prometieron delante de Dios que no permitirían que sus hijos o hijas se casaran con personas que no fueran judías.


Sus malas acciones los contaminaron, pues su amor a los ídolos era adulterio a los ojos de Dios.


Aquí está el primer mensaje: El Señor le dijo a Oseas: «Ve y cásate con una prostituta, y ten hijos con ella. Esto ilustrará la forma en que mi pueblo me ha sido infiel, cometiendo abiertamente adulterio contra mí al rendir homenaje a otros dioses».


Si no lo hacen, y comienzan a contraer matrimonio con personas de las naciones que los rodean,


tengan por cierto que el Señor nuestro Dios no expulsará a esas naciones de la tierra. Por el contrario, se convertirán en tropiezo y en trampa para ustedes, y serán como un azote en sus costados y como una espina en sus ojos, y ustedes desaparecerán de esta tierra que el Señor nuestro Dios les ha dado.


ellos se opusieron rotundamente. ―¿Por qué has de casarte con una filistea pagana? ¿Es que no existe en el pueblo de Israel una joven con la que te puedas casar? ―Es que ella es a quien quiero —respondió Sansón—. Tómala para mí.


Israel, pues, vivió entre los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos,


y comenzaron a mezclarse con ellos. Los jóvenes de Israel se casaban con las mujeres de esos pueblos, y las israelitas se casaban con los hombres del lugar. Pronto todo Israel estuvo adorando a sus dioses.


Gedeón hizo un efod con el oro y lo puso en Ofra, su ciudad. Pero Israel pronto comenzó a adorarlo, de modo que sirvió para mal a Gedeón y a su familia.