El rey de los sirios envió este otro mensaje a Acab: «¡Que los dioses me hagan más de lo que te puedo hacer a ti, si dejo que en Samaria quede el polvo suficiente para que cada uno de los que me siguen se lleve un puñado!».
Éxodo 11:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Todos tus funcionarios vendrán corriendo a mí, e inclinándose me suplicarán que me vaya con todo el pueblo. Entonces saldré y me llevaré a todo el pueblo de Israel”». Luego, Moisés salió muy enojado de la presencia del faraón. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Vete, tú y todo el pueblo que está debajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de la presencia de Faraón. Biblia Nueva Traducción Viviente Todos los funcionarios de Egipto correrán a buscarme y caerán al suelo ante mí y me suplicarán: “¡Por favor, vete! ¡Apresúrate! Y llévate a todos tus seguidores”. ¡Solo entonces me iré!». Luego Moisés, ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón. Biblia Católica (Latinoamericana) Todos tus ministros vendrán a mí, se postrarán delante de mí y me pedirán por favor que nos vayamos, yo y todo el pueblo de Israel. Después de esto, nos iremos.
Moisés volvió muy enojado de la presencia de Faraón. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces bajarán a mí todos estos siervos tuyos, y se postrarán ante mí, diciendo: Sal tú y todo el pueblo que sigue tus pasos. Después de esto, partiré. Y con ardor de ira se retiró de la presencia de Faraón. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces todos esos servidores tuyos acudirán a mí y, postrándose ante mí, dirán: 'Sal tú y todo el pueblo que te sigue'. Y después saldré yo'. Y, encendido en cólera, salió Moisés de casa del Faraón. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y descenderán a mí todos estos tus siervos, e inclinados delante de mí dirán: Sal tú, y todo el pueblo que está bajo de ti; y después de esto yo saldré. Y salió muy enojado de delante de Faraón. |
El rey de los sirios envió este otro mensaje a Acab: «¡Que los dioses me hagan más de lo que te puedo hacer a ti, si dejo que en Samaria quede el polvo suficiente para que cada uno de los que me siguen se lleve un puñado!».
Salieron los reyes de Israel y Judá con el rey de Edom y dieron un rodeo a través del desierto durante siete días; pero no había agua para los hombres ni para los animales de carga.
¡No, Señor! ¡no me castigues cuando estés enojado; no me reprendas en tu furor!
Reyes y reinas les servirán, atenderán a todas sus necesidades. Ante ustedes se inclinarán hasta el suelo y lamerán el polvo de sus pies; entonces sabrán que yo soy el Señor. Los que en mí esperan no serán avergonzados jamás.
Haré que sus enemigos se coman su propia carne y se embriaguen con ríos de su propia sangre. El mundo entero sabrá que yo, el Señor, soy su Salvador y Redentor, el Poderoso de Israel.
El Espíritu me alzó por los aires. Yo iba lleno de amargura e ira, pero la mano del Señor me tenía agarrado con gran fuerza.
Entonces Nabucodonosor se puso furioso, y su rostro estaba irreconocible de la cólera contra Sadrac, Mesac y Abednego. Mandó que el horno ardiente fuera calentado siete veces más de lo normal,
y no le gustó el comentario de ambos, porque Moisés era el hombre más humilde del mundo, e inmediatamente convocó a Moisés, a Aarón y a Miriam al santuario: ―Vengan aquí los tres —ordenó. Entonces se presentaron ante el Señor.
Jesús, mirándolos con una mezcla de enojo y tristeza por la indiferencia que mostraban, le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Y al extenderla, se le sanó.
»“¿Por qué el Señor trató así a esta tierra?” preguntarán las naciones. “¿Por qué se encendió de tal modo su ira?”.
Los consumiré con hambre, con fiebre y enfermedades fatales. Yo los devoraré; enviaré contra ellos bestias salvajes, para que los destrocen con sus dientes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.
Por la fe salió de Egipto sin tenerle miedo al enojo del faraón. Y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible.
Obligaré a los de la sinagoga de Satanás, que dicen mintiendo que son míos, a postrarse a tus pies y reconocer que te amo.
Cuando Barac convocó a los hombres de Zabulón y Neftalí para movilizarse hacia Cedes, se presentaron diez mil voluntarios. Y Débora fue con ellos.
Pidió alimento a los hombres de Sucot. ―Estamos cansados y tenemos que seguir persiguiendo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián.