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Ester 9:27 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Todos los judíos del reino estuvieron de acuerdo en comenzar esta tradición y comunicarla a sus descendientes y a todos los que se convirtieran en judíos. Declararon que jamás dejarían de celebrar estos dos días.

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Biblia Reina Valera 1960

los judíos establecieron y tomaron sobre sí, sobre su descendencia y sobre todos los allegados a ellos, que no dejarían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

los judíos de todo el reino se pusieron de acuerdo para iniciar esa tradición y pasarla a sus descendientes y a todos los que se hacían judíos. Declararon que jamás dejarían de celebrar cada año esos dos días prescritos en la fecha señalada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

los judíos establecieron esta regla para ellos, para sus descendientes y para todos los que se les juntaran, que celebrarían cada año, para la fecha indicada, sin faltar nunca, esos dos días, según la norma prescrita.

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La Biblia Textual 3a Edicion

los judíos establecieron y tomaron sobre sí y sobre su descendencia y sobre todos los que se unieran a ellos, de modo que nunca fuera anulado,° el continuar observando estos dos días según está escrito respecto a ellos, y según su tiempo señalado, en cada año,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

fijaron y aceptaron los judíos para sí; para su descendencia y para cuantos a ellos se unieran, que no dejarían de celebrar estos dos días, a fecha fija y todos los años; conforme a lo que había sido establecido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Los judíos ordenaron y tomaron sobre sí, y sobre su simiente, y sobre todos los que se aliaron con ellos, y no será traspasado; que habrían de celebrar estos dos días según está escrito tocante a ellos, conforme a su tiempo cada año;

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Ester 9:27
18 Tagairtí Cros  

En todas las ciudades y provincias a donde llegaba el decreto del rey, se producía una gran alegría entre los judíos, hasta el punto que hacían una gran celebración y declaraban día festivo. Muchos se hacían pasar por judíos, por temor a lo que los judíos pudieran hacerles.


Mardoqueo escribió la historia de todos estos sucesos, y envió cartas a los judíos de cerca y de lejos, a través de todas las provincias del rey,


pidiéndoles que establecieran una festividad anual los días catorce y quince del mes de Adar,


Sería un acontecimiento que celebrarían anualmente, de generación en generación, todas las familias judías del mundo, para que la comunidad judía no olvidara jamás lo que ocurrió.


Así, cada generación ha podido obedecer sus leyes y poner nuevamente su esperanza en Dios y no olvidarse de sus gloriosos milagros.


«Vamos», dirán todos, «subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Israel; allí nos enseñará él sus leyes, y las obedeceremos». Porque en aquellos días el mundo será gobernado desde Jerusalén.


El extranjero que se entrega al Señor no debe ni siquiera pensar en que Dios lo va a rechazar. Tampoco el eunuco debe considerarse como árbol seco.


En cuanto a los extranjeros, aquellos que se unan al pueblo del Señor, le sirvan, amen su nombre, sean siervos suyos, no profanen el sábado y hayan aceptado su pacto y sus promesas,


y te acordarás con vergüenza de todo el mal que has hecho. Entonces serás conmovida por mi favor hacia ti cuando tome a tus hermanas Samaria y Sodoma y las haga tus hijas, para que tú reines sobre ellas. Sabrás que no mereces este acto de gracia, porque no fuiste fiel al convenio que hiciste conmigo.


»En aquel tiempo muchas naciones se convertirán en fieles devotas del Señor. También ellas serán mi pueblo, y viviré en medio de ellas. Entonces sabrán que fue el Señor Todopoderoso quien me envió a ustedes.


»En aquellos días», dice el Señor Todopoderoso, «sucederá que diez habitantes de diversas naciones agarrarán a un judío por su manto, y le dirán: “¡Por favor, permítenos ir contigo a Jerusalén! ¡Sabemos que Dios está con ustedes!”».


Esta misma ley rige para todos, israelitas o extranjeros, y tendrá vigencia de generación en generación para siempre. Todos son iguales delante del Señor. La misma ley regirá para todos».


que las jóvenes salieran cuatro días cada año a lamentar el destino de la hija de Jefté.


Desde entonces David hizo de esto una ley para Israel, y aún se respeta.