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Ester 3:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando Amán se enteró de que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba ante él, se enfureció.

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Biblia Reina Valera 1960

Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando Amán vio que Mardoqueo no se inclinaba ante él ni le rendía homenaje, se llenó de furia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando Amán vio que Mardoqueo no se arrodillaba ni se agachaba ante él, se puso furioso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y cuando Amán observó que Mardoqueo no se inclinaba ni se postraba ante él, se llenó de furor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Amán comprobó que Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba ante él, y se llenó de ira.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vio Amán que Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba delante de él; y se llenó de ira.

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Ester 3:5
13 Tagairtí Cros  

Pero la reina Vasti se negó a cumplir la orden que el rey le envió por medio de aquellos hombres. Esto disgustó tanto al rey que se enfureció.


Todos los que trabajaban cuidando el palacio real se inclinaban delante de él con gran reverencia cuando pasaba, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo se negaba a arrodillarse y a inclinarse delante de Amán.


¡Cuán feliz estaba Amán cuando salió del banquete! Pero al pasar por la puerta del palacio notó que Mardoqueo no se puso de pie ni hizo reverencia delante de él, así que se puso furioso.


Los necios mueren frustrados, abrumados por su propia ira.


Los malvados conspiran contra los justos y truenan la boca contra ellos.


El necio se enfurece fácilmente, pero el prudente se mantiene sereno cuando lo insultan.


El hombre de mal carácter recibirá su castigo; si lo ayudas a librarse empeoraras las cosas.


Orgulloso, arrogante y altivo, es el que actúa con demasiada soberbia.


pues he visto otorgar mucha autoridad a los necios, y que a los ricos no se les concede el puesto de honor que les corresponde.


Entonces Nabucodonosor se puso furioso, y su rostro estaba irreconocible de la cólera contra Sadrac, Mesac y Abednego. Mandó que el horno ardiente fuera calentado siete veces más de lo normal,