Decreto que todos los judíos de mi reino, incluyendo a sacerdotes y levitas, pueden regresar contigo a Jerusalén, si así lo desean.
Esdras 7:23 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Además, deberán darle cualquier otra cosa que el Dios del cielo pida para su templo. Después de todo, ¿por qué hemos de arriesgarnos a que la ira de Dios caiga sobre el rey y sus hijos? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos? Biblia Nueva Traducción Viviente Procuren proveer todo lo que el Dios del cielo exija para su templo, pues, ¿por qué hemos de correr el riesgo de provocar el enojo de Dios contra los dominios del rey y de sus hijos? Biblia Católica (Latinoamericana) Se ejecutará escrupulosamente cualquier orden del Dios del Cielo con respecto a su Casa, para que no se desate su cólera contra el reino del rey y de sus hijos. La Biblia Textual 3a Edicion Todo lo que es ordenado por el Dios de los cielos, sea hecho diligentemente para la Casa del Dios de los cielos, pues ¿por qué habría de encenderse la ira contra el reino del rey y de sus hijos? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todo lo que disponga el Dios del cielo concerniente al templo del Dios del cielo debe ser cumplido celosamente, no sea que su cólera venga sobre el reino, sobre el rey y sobre sus hijos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prestamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos? |
Decreto que todos los judíos de mi reino, incluyendo a sacerdotes y levitas, pueden regresar contigo a Jerusalén, si así lo desean.
El dinero que sobre podrá ser usado en lo que tú y tus hermanos consideren que sea la voluntad de su Dios.
Le pueden dar hasta tres mil seiscientos kilos de plata, veinticuatro mil litros de trigo, dos mil cuatrocientos litros de vino, dos mil cuatrocientos litros de aceite, y sal sin medida.
Pero Aarón y Moisés insistieron: ―El Dios de los hebreos ha salido a nuestro encuentro, y nos ordenó ir a un lugar en el desierto, que queda a tres días de camino, para ofrecerle sacrificios. Si no obedecemos al Señor nuestro Dios, nos podrá castigar por medio de las pestes o la espada.
Y trabajen por la prosperidad y paz de Babilonia. Oren por ella, porque si Babilonia tiene paz, la tendrán ustedes.
Entonces todos los pueblos se juntarán para atacarla. Pero, en ese día, haré que Jerusalén sea como una piedra pesada a la que todos tratarán de levantar. Sin embargo, todos los que lo hagan van a fracasar, y quedarán aplastados debajo de ella.