No habrá abortos ni esterilidad en su tierra, y vivirán a plenitud todos los días de su vida.
Cantares 4:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Tus dientes son tan blancos como lana de oveja recién trasquilada y lavada; son perfectos y completos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril. Biblia Nueva Traducción Viviente Tus dientes son blancos como ovejas recién esquiladas y bañadas. Tu sonrisa es perfecta; cada diente hace juego con su par. Biblia Católica (Latinoamericana) Tus cabellos,
como un rebaño de cabras
que ondulan por las pendientes de Galaad.
Tus dientes, ovejas esquiladas
que acaban de bañarse,
cada una tiene su melliza
y ninguna la ha perdido. La Biblia Textual 3a Edicion Tus dientes, cual rebaño de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas Y ninguna estéril entre ellas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tus dientes, como rebaño de ovejas esquiladas cuando salen del baño: todas llevan mellizos, sin cría no hay ninguna. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tus dientes, como rebaño de ovejas trasquiladas que suben del lavadero, todas con crías mellizas, y ninguna entre ellas estéril. |
No habrá abortos ni esterilidad en su tierra, y vivirán a plenitud todos los días de su vida.
¡Qué hermosa eres, amor mío, qué hermosa! Tus ojos, tras el velo, son como palomas. Sobre el rostro, tus negros cabellos son como rebaños de cabras que retozan en las laderas de Galaad.
Como cinta escarlata son tus labios, y ¡qué bellas tus palabras! Tus mejillas, tras el velo parecen dos mitades de granadas.
Tus dientes son como rebaños de cabritas recién lavados; perfectos y completos.
Son tus palabras las que me dan ánimo y consuelo; ellas son como alimento para mi vida desesperada, traen alegría a mi corazón triste y me deleitan. ¡Qué orgulloso estoy de contribuir para que tu nombre se vuelva más famoso, oh Señor de los ejércitos!
Si ustedes siguen unidos a mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran y se les dará.
Por eso, no dejamos de dar gracias a Dios, pues cuando les predicamos la palabra de Dios, ustedes la oyeron y la aceptaron, no como si fuera palabra de hombres, sino como lo que realmente es: palabra de Dios. Y esta palabra los transforma a ustedes los creyentes.