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Apocalipsis 18:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Entonces un ángel poderoso tomó una peña con forma de piedra de molino y la arrojó en el mar diciendo: «Babilonia, la gran ciudad, será arrojada como yo arrojé esta piedra, y desaparecerá para siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

Y un ángel poderoso tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego un ángel poderoso levantó una roca inmensa del tamaño de una gran piedra de molino, la lanzó al mar y gritó: «Así es como la gran ciudad de Babilonia será derribada con violencia y nunca más se encontrará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entonces un ángel poderoso tomó una piedra, tan enorme como una piedra de molino, y la arrojó al mar, diciendo: 'Así, con igual violencia, será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no se volverá a ver más.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y un ángel fuerte levantó una piedra, como una gran piedra de molino, y la echó al mar, diciendo: ¡Así, con ímpetu,° será arrojada Babilonia,° la ciudad grande! ¡Que nunca jamás sea hallada!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Un ángel poderoso levantó una piedra, como una gran rueda de molino, y la arrojó al mar, diciendo: 'Con este mismo ímpetu será arrojada Babilonia, la gran ciudad; y no aparecerá nunca jamás.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y un ángel fuerte tomó una piedra como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con esta violencia será derribada Babilonia, aquella gran ciudad, y nunca más será hallada.

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Apocalipsis 18:21
14 Tagairtí Cros  

Tú dividiste el mar, para que tu pueblo pudiera pasarlo por tierra seca, y luego destruiste a tus enemigos en las profundidades del mar. ¡Se hundieron como piedras bajo las impetuosas aguas!


Se esfumará como un sueño.


Pero pasó al olvido y dejó de existir; lo busqué, y ya no pude encontrarlo.


Las aguas los cubren. Como piedras se hundieron en el fondo.


Te conduciré hacia un fin terrible; por más esfuerzos que se hagan, nadie podrá encontrarte, dice el Señor».


Desde allí el rey del norte regresará a la fortaleza de su país, pero sufrirá una desgracia y no se volverá a saber nada de él.


Vi a otro ángel poderoso descender del cielo envuelto en una nube, con un arco iris sobre la cabeza. El rostro le resplandecía como el sol y sus piernas llameaban como antorchas gigantescas.


Estos últimos, una vez vencidos, fueron expulsados del cielo.


Las islas desaparecieron y las montañas se desmoronaron,


Desde la distancia, la contemplarán temblorosos de miedo al ver semejante castigo, y gritarán: «¡Pobre, pobre Babilonia, la gran ciudad poderosa! ¡En un instante te llegó el juicio!».


Nunca se volverá a escuchar en ella la música de los cantantes, el vibrar del arpa, la flauta y la trompeta. Jamás volverá a verse en ella industria de ningún tipo, y cesará la molienda de granos.


Y vi un gran trono blanco sobre el que alguien estaba sentado. Al verlo, la tierra y el cielo salieron huyendo, sin dejar rastro alguno.


En aquel mismo instante, un ángel poderoso preguntó con voz fuerte: «¿Quién es digno de abrir el pergamino y romper sus sellos?».