¡Aúllen, naves que surcan los océanos, porque destruido está el puerto que las acogía!
Apocalipsis 18:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡Cuánta riqueza se perdió en un instante!». Los navíos y los capitanes de las flotas mercantes, sus tripulaciones y sus pasajeros y todos los que viven del mar, se pararán lejos, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos; Biblia Nueva Traducción Viviente ¡En un solo instante, toda la riqueza de la ciudad se esfumó!». Y todos los capitanes de los barcos mercantes y los pasajeros, los marineros y las tripulaciones se mantendrán a distancia. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡En una hora se acabó tanta riqueza!'
Todos los capitanes, navegantes, marineros y cuantos se ocupan en los trabajos del mar se detuvieron a distancia' La Biblia Textual 3a Edicion porque en una hora fue arrasada tanta riqueza! Y todo timonel, y todo el que navega de sitio en sitio, y los marineros, y cuantos trabajan en el mar, se pararon a lo lejos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Porque en una hora quedó devastada tanta riqueza'. Todos los pilotos, todos los que se dedican al cabotaje y las tripulaciones de cuantos bregan en el mar se detuvieron a lo lejos Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque en una hora ha sido desolada tanta riqueza. Y todo timonel, y todos los que navegan en barcos, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos; |
¡Aúllen, naves que surcan los océanos, porque destruido está el puerto que las acogía!
Pues bien, ambas cosas te ocurrirán en un instante, en un día te abrumará su plenitud: la viudez y la pérdida de tus hijos, a despecho de tu magia y brujería.
Pero ahora, de pronto, también cayó Babilonia. Lloren por ella; denle medicina, quizá pueda aún ser sanada.
Y ello porque los delitos de mi pueblo son peores que los de Sodoma, que fue destruida en un abrir y cerrar de ojos sin que ningún ser humano tuviera que intervenir en su ruina.
El capitán bajó a buscarlo y, cuando lo encontró, le gritó: ―¿Qué haces aquí dormido? ¡No es tiempo de dormir! ¡Levántate y clama a tu Dios! ¡Quizás tenga misericordia de nosotros y nos salve!
Pero el capitán de los soldados, en vez de hacerle caso a él, le hizo caso al dueño del barco y al capitán.
»Los diez cuernos son diez reyes que todavía no han subido al poder. Durante una hora se les permitirá reinar junto a la bestia.
La bestia y sus diez cuernos atacarán a la mujer impulsados por el odio que sienten hacia ella, y la dejarán desnuda y desolada, y la devorarán por fuego.
Y echándose tierra en la cabeza en señal de duelo, dirán ahogados por el llanto: «¡Ay, pobre de la gran ciudad que nos enriqueció con su gran riqueza! ¡En sólo una hora desapareció…!