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Jonás 1:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

6 El capitán bajó a buscarlo y, cuando lo encontró, le gritó: ―¿Qué haces aquí dormido? ¡No es tiempo de dormir! ¡Levántate y clama a tu Dios! ¡Quizás tenga misericordia de nosotros y nos salve!

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

6 Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 así que el capitán bajó a buscarlo. «¿Cómo puedes dormir en medio de esta situación? —le gritó—. ¡Levántate y ora a tu dios! Quizá nos preste atención y nos perdone la vida».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 El capitán se acercó a él y le dijo: '¿Cómo estás durmiendo? Levántate, invoca a tu Dios, quizá se acuerde de nosotros y no pereceremos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Y el patrón de la nave° se le acercó y le dijo: ¿Qué haces dormido? ¡Levántate y clama a tu Dios! Quizás Ha-’Elohim° se fije en nosotros, y no perezcamos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 El patrón de la nave se le acercó y le dijo: '¿Cómo es que estás ahí durmiendo? ¡Levántate e invoca a tu Dios! A lo mejor ese Dios se compadece de nosotros y no perecemos'.

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Jonás 1:6
18 Tagairtí Cros  

David les respondió: ―Ayuné y lloré mientras el niño estaba vivo, porque me dije: “Quizás el Señor tendrá misericordia de mí, y dejará vivir al niño”.


«Ve y reúne a todos los judíos de Susa y pídeles que ayunen por mí. Diles que no coman ni beban durante tres días con sus noches. Yo y mis sirvientas haremos lo mismo. Luego, aunque está estrictamente prohibido, me presentaré ante al rey. ¡Si he de morir, que muera!».


«¡Señor, ayúdanos!», clamaron en su angustia, y él los libró de su dolor.


Si Dios los castigaba, entonces lo buscaban, se arrepentían y volvían a Dios.


«¿Cómo se atreven a moler a mi pueblo así en el polvo?», les dirá el Señor Todopoderoso.


«¿Por qué emplea la gente este proverbio acerca de la tierra de Israel: “Los padres han comido uvas agrias y los hijos sienten el efecto en sus dientes?”.


El Señor los conduce con su voz de mando. El suyo es un poderoso ejército, con innumerables batallones que siguen sus órdenes. El día del juicio del Señor es algo terrible y pavoroso. ¿Quién podrá mantenerse en pie?


Odien el mal y amen el bien; dejen que reine la justicia en sus tribunales. Quizás así el Señor, Dios Todopoderoso, tenga compasión de los pocos israelitas que quedan.


Todos deben vestirse con ropas ásperas, de luto, clamar de todo corazón a Dios y dejar su mal comportamiento, la violencia y el robo.


Quizás Dios tenga misericordia, deje de estar enojado con nosotros y nos permita seguir viviendo».


―¿A qué viene tanto llanto? —nos respondió Pablo—. ¿Quieren destrozarme el corazón? Estoy dispuesto no sólo a sufrir las prisiones de Jerusalén sino también a morir por la causa del Señor Jesús.


Tenemos que vivir así, sabiendo que el tiempo vuela. ¡Despertemos! Nuestra salvación está más cerca ahora que cuando creímos por primera vez.


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