Mil hombres de la tribu de Benjamín estaban con él, incluyendo a Siba, el siervo de Saúl, con sus quince hijos y veinte criados. Habían ido apresuradamente al Jordán para llegar antes que el rey,
2 Samuel 19:18 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 y trabajaron duramente ayudando a cruzar el río a la familia del rey y a los soldados, y los ayudaron en todas las formas que pudieron. Cuando el rey acabó de cruzar el Jordán, Simí se postró delante de él, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y cruzaron el vado para pasar a la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simei hijo de Gera se postró delante del rey cuando él hubo pasado el Jordán, Biblia Nueva Traducción Viviente Cruzaron los vados del Jordán para llevar a todos los de la casa del rey al otro lado del río, ayudándolo en todo lo que pudieron. Cuando el rey estaba a punto de cruzar el río, Simei cayó de rodillas ante él. Biblia Católica (Latinoamericana) y lo acompañaban mil hombres de la tribu de Benjamín. También Siba, el mayordomo de la casa de Saúl, había bajado al Jordán junto con sus quince hijos y sus veinte sirvientes al encuentro del rey David, La Biblia Textual 3a Edicion Y cruzaron° el vado para ayudar a pasar a la familia del rey y para hacer lo bueno ante sus ojos. Entonces Simei ben Gera, se postró ante el rey cuando éste iba a pasar el Jordán, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Iban con él mil hombres de Benjamín. Sibá, criado de la casa de Saúl, sus quince hijos y sus veinte criados, llegaron al Jordán antes que el rey Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cruzaron el vado para pasar la familia del rey, y para hacer lo que a él le pareciera. Entonces Simeí, hijo de Gera, se postró delante del rey cuando él había pasado el Jordán. |
Mil hombres de la tribu de Benjamín estaban con él, incluyendo a Siba, el siervo de Saúl, con sus quince hijos y veinte criados. Habían ido apresuradamente al Jordán para llegar antes que el rey,
y le rogó: ―Señor, rey mío, perdóneme las terribles cosas que hice cuando salía usted de Jerusalén.
―Que él se quede con todo —dijo Mefiboset—. Para mí es suficiente regalo que usted haya regresado sano y salvo.
Tú y tus hijos y tus sirvientes le trabajarán la tierra a fin de proporcionar alimento a su familia. Pero él vivirá aquí conmigo y se sentará a mi mesa. Siba, que tenía quince hijos y veinte siervos, contestó: ―Mi rey, haré todo lo que usted me ha ordenado. Desde aquel momento, Mefiboset comió regularmente con el rey David, como si fuera uno de sus hijos.
Al enterarse de que había un hombre llamado Siba, que había sido uno de los siervos de Saúl, lo mandó a llamar. ―¿Eres tú Siba? —le preguntó el rey. ―Sí, su siervo —respondió el hombre.
»¿Te acuerdas de Simí hijo de Guerá, el benjaminita de Bajurín? Él me maldijo con terrible maldición el día que yo iba a Majanayin. Pero cuando volvió ante mi presencia junto al río Jordán, prometí no matarlo.
¡Qué imponentes son tus obras, oh Dios! ¡Cuán grande es tu poder! ¡Con razón se rinden tus enemigos!
Los que odian al Señor se humillarían ante él, su desolación sería eterna.
Obligaré a los de la sinagoga de Satanás, que dicen mintiendo que son míos, a postrarse a tus pies y reconocer que te amo.
Esa no fue la primera vez que consulté por él a Dios. Es injusto que me acuses a mí y a mi familia, porque yo no he sabido de ninguna conspiración en tu contra.