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2 Samuel 10:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando David oyó lo que había ocurrido, les ordenó que se quedaran en Jericó hasta que les hubiera crecido la barba, pues se sentían muy avergonzados por su aspecto.

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Biblia Reina Valera 1960

Cuando se le hizo saber esto a David, envió a encontrarles, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó que les dijeran: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces volved.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando llegó a oídos de David lo que había sucedido, envió mensajeros para decirles a los hombres: «Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba y luego regresen». Pues se sentían muy avergonzados de su aspecto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al saber eso, David envió a alguien que fuera a encontrarlos, pues esos hombres estaban llenos de vergüenza. Les mandó decir: 'Quédense en Jericó hasta que les crezca la barba, y después regresen'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando informaron a David, él envió a encontrarlos, pues los hombres estaban muy avergonzados. Y el rey hizo decirles: Permaneced en Jericó hasta que crezca vuestra barba, entonces regresaréis.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Se lo comunicaron a David, y éste mandó gente a su encuentro, porque los hombres estaban sobremanera avergonzados, para decirles de parte del rey: 'Quedaos en Jericó hasta que os crezca la barba, y después volveréis'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Lo cual cuando fue hecho saber a David, envió a encontrarlos, porque ellos estaban en extremo avergonzados; y el rey mandó a decirles: Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a crecer la barba, y entonces regresad.

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2 Samuel 10:5
6 Tagairtí Cros  

Entonces Janún hizo capturar a los mensajeros de David y ordenó que les afeitaran la mitad de la barba y le cortaran las vestiduras a la altura de las nalgas. Luego los envió de regreso semidesnudos.


El pueblo de los amonitas no tardó en comprender cuán seriamente habían ofendido a David; por lo que contrataron a veinte mil mercenarios sirios de las tierras de Bet Rejob y de Sobá, mil de Macá, y doce mil de la tierra de Tob.


Fue durante su reinado que Jiel, un hombre de Betel reedificó la ciudad de Jericó. Cuando puso los cimientos, murió su hijo mayor Abirán; y cuando la completó y colocó las puertas, murió su hijo menor Segub. Así se cumplió la maldición que el Señor había lanzado sobre Jericó, por medio de Josué hijo de Nun.


Cuando David recibió la información de lo que había ocurrido, envió un mensaje a sus desconcertados emisarios, diciéndoles que permanecieran en Jericó hasta que sus barbas volvieran a crecer.


Los habitantes de Jericó mantenían las puertas de la ciudad bien cerradas porque tenían miedo de los israelitas. Nadie podía salir ni entrar. Entonces el Señor le dijo a Josué: