Los mensajeros, por orden directa del rey, salieron rápidamente montados sobre los veloces caballos del rey. El mismo decreto también fue promulgado en el palacio de Susa.
1 Samuel 21:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 David le preguntó a Ajimélec si tenía una espada o lanza que pudiera usar. ―Tuve que salir tan apresuradamente en este asunto del rey, que salí sin armas —exclamó David. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. Biblia Nueva Traducción Viviente David le preguntó a Ahimelec: —¿Tienes una lanza o una espada? El asunto del rey era tan urgente que ¡ni siquiera me dio tiempo de tomar un arma! Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora bien, uno de los sirvientes de Saúl se había detenido ese mismo día en el santuario de Yavé; se llamaba Doeg el edomita, y era el más importante de los pastores de Saúl. La Biblia Textual 3a Edicion Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? pues no he tomado en mi mano ni mi espada ni mis armas por cuanto la orden del rey era apremiante. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aquel día estaba allí uno de los servidores de Saúl, detenido ante Yahveh; llamado Doeg, edomita, mayoral de los pastores de Saúl. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante. |
Los mensajeros, por orden directa del rey, salieron rápidamente montados sobre los veloces caballos del rey. El mismo decreto también fue promulgado en el palacio de Susa.
No lleven dinero, ni bolsa, ni zapatos, ni se detengan a saludar a nadie por el camino.
Doeg, el idumeo, jefe de los pastores de Saúl, estaba allí haciéndose una purificación ceremonial.
―No —contestó el sacerdote—, sólo tengo la espada de Goliat, el filisteo que mataste en el valle de Elá. Está envuelta en un manto en el cuarto de la ropa. Tómala si quieres, porque no tengo otra cosa. ―¡No hay otra igual! —exclamó David—. ¡Dámela!
David exclamó: ―Me lo temía. Cuando vi a Doeg allí, pensé que se lo diría a Saúl. He provocado la muerte de toda la familia de tu padre.
Doeg el edomita, que estaba allí con los hombres de Saúl, dijo: ―Cuando yo estaba en Nob, vi a David conversando con el sacerdote Ajimélec.